miércoles, noviembre 29, 2006

Doctrina y Errores Cristológicos de los primeros siglos


1) Los Símbolos de la Fe y su Raigambre Bíblica.

a) Símbolo – σύμβολον –

La palabra griega σύμβολον significaba la mitad de un objeto partido (por ejemplo, un sello) que se presentaba como una señal para darse a conocer. Las partes rotas se ponían juntas para verificar la identidad del portador [1]. Significaba también recopilación, colección o sumario.
El «símbolo de la fe» es una señal de identificación y de comunión entre los creyentes. El símbolo de la fe recopila las principales verdades de fe[2] (Cf. CEC. 188).

b) Homologías – o,.mologia–

Surgen en el Nuevo Testamento las denominadas o,.mologiaj [3], p.e. Mc 15,39: «Verdaderamente ... era el Hijo de Dios»; la de Pedro o la de la hermana de Lázaro.

Además existen de:

– Aclamación: Rm 10,9-10: «Jesús es Señor»;

– Fórmula de fe: Hch 18,5: «El Cristo era Jesús»;

– Hechos salvíficos: Rm 14,15;

– Himnos: Flp 2,11:«Jesús es Señor».


Al ir paulatinamente señalando las características de cada Persona divina, se van entregando definiciones que son el fundamento de las futuras Definiciones Dogmáticas, p.e. de Nicea (325), Constantinopla I (381).







2) La cristología según el Adopcionismo y Subordinacionismo[4].

El trasfondo de las herejías es salvar el monoteísmo.

a) La cristología según el Adopcionismo:
Su representante es Pablo de Samosata

En la doctrina adopcionista, la vinculación de Jesús con Dios se inscribía en la misma categoría que la elección de los profetas. En el bautismo en el Jordán habría descendido el Espíritu sobre Jesús y de este modo, y a través de él, se habría manifestado Dios. Pero Jesús sería simplemente un hombre a quien Dios confió una misión reveladora.

b) La cristología según el Subordinacionismo:
Su representante Luciano de Antioquia

El subordinacionismo es una doctrina que, con el fin de mantener con seguridad la unicidad de Dios, sostiene que el Hijo y el Espíritu Santo son en alguna manera inferiores al Padre, o no son consustanciales con él.


3) El Gnosticismo del Siglo II [5].
Gnósticos importantes: Valentín y Cerinto

La visión fundamental de la gnosis[6] se apoya en la contraposición dualista entre un mundo espiritual y divino por un lado, y el mundo material, por el otro.

Esta autoliberación por el conocimiento es una postura radicalmente contraria a la concepción cristiana

Atribuye exclusivamente a Dios la acción liberadora y enseña que el mundo material y sensible es bueno y que, por tanto, Dios puede estar presente también en las realidades históricas del hombre Jesús. También la concreción de la mediación salvífica de la Iglesia en los sacramentos, en cuantos medios de la unión de las criaturas con Dios excluye cualquier menosprecio gnóstico del cuerpo y del mundo.


4) Arrio[7] y El Concilio de Nicea –Asia menor – (Símbolo Niceno)

El arrianismo es una doctrina herética sustentada por Arrio (+336), presbítero de Alejandría, según la cual la Segunda Persona de la Trinidad no es Dios por esencia, sino una criatura, la primera, tan íntimamente relacionada con Dios, que el Padre la adopta como Hijo.

Su doctrina se podría esbozar de la siguiente manera:

– Sólo existe un Dios, que no es creado ni es engendrado;

– Por lo tanto, todo lo que existe es creado;

– El Verbo, Jesucristo, es creado antes que todo lo existente; luego es creado de la nada:

– Por eso, el Verbo puede encarnarse, puede cambiarse en hombre y puede ser llamado incluso «Hijo de Dios» (en sentido honorífico).

Es una doctrina muy lógica y comprensible, para exponerla, Arrio se apoya incluso en ciertas citas de la Escritura que llaman a Jesús “menor” que el Padre (Cf. Jn 17,3[8]; 14,28[9])

La Iglesia responde frente al tema con el concilio de Nicea[10] (325), donde se formula una profesión de fe (DH 125) definiendo de una vez para siempre la divinidad de Jesús. Se introducen conceptos, no bíblicos. En el Credo se dice:

a. Que Jesús es el único Señor y es hijo de Dios. Jesús es el Hijo y el Señor; no hay ninguna diferencia entre el sujeto Jesús y el sujeto Hijo;

b. Se afirma que no es hecho o creado, sino nacido unigénito del Padre (engendrado); engendrado no creado.

c. Se afirma que es de la misma sustancia (o,moousion[11]) del Padre (no nace de “cualquier forma”, sino de la misma realidad eterna, invisible, omnipotente que el Padre, es decir, consustancial); es de la misma sustancia o naturaleza;

d. Se expresa la igualdad junto con la procedencia: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

e. El Hijo es el mismo que “descendió” por nuestra salvación. Este Hijo se hace carne y hombre, pero de tal manera que sufre y muere por los hombres.


5) Apolinar y El Concilio de Constantinopla I –381– (símbolo niceno constantinopolitano)

La divinidad de Jesús fue definida claramente, sin embargo, ahora cabe la pregunta: ¿era verdadero y totalmente hombre?, ¿era sólo carne, cuerpo, en que habitaba el Verbo?

a) Apolinar[12] (+390)

Obispo de Laodicea (Siria), manifestaba que la Escritura dice que el Verbo se ha hecho carne, lo que le lleva a decir que en Jesús no existiría el alma, el Verbo habría tomado el lugar del alma. Jesucristo no sería como los demás hombres, pues le faltaba el alma; la unión entre carne y Verbo es imposible; es como la unión de dos realidades de la que resulta un ser que no es ni Dios ni hombre.

De estas premisas se seguirían la siguiente: María ha engendrado un cuerpo, que sólo es divino al unirse con el Verbo;

b) Concilio de Constantinopla I

– Creemos en un solo Dios...;

– Jesucristo...Engendrado antes de todos los siglos;

– Bajó del cielo y se Encarnó

– se encarnó de MAría, la Virgen y se hizo hombre.


6) Nestorio y el Concilio de Efeso (431).

a) Nestorio[13]:

Nestorio, distingue en Jesucristo al Verbo y a Jesús, entonces dice que: María es madre de Jesús o de Cristo, pero no es Madre de Dios. Jesús o Cristo es el que murió, pero no murió el Verbo.

Distingue dos sujetos, dos personas: una divina, eterna, inmortal, todopoderosa: el Verbo; otra humana, mortal, histórica, humilde: Cristo o Jesús.

La Iglesia condena a Nestorio: primero lo hace el Papa Celestino (430) y también lo hace el concilio de Efeso, tercer concilio ecuménico (Cf. DH 250).

7) El Monofisismo y Calcedonia

a) El Monofisismo
Representantes son Dióscoro y Eutiques

El monofisismo (una sola naturaleza, la divina), hacía prevalecer la divinidad del Verbo que sacrificaba la humanidad auténtica de Jesús, haciendo que la absorbiera la divinidad[14].

b) Concilio de Calcedonia (451).

Formula los siguientes elementos:

Usa una terminología certera y clara, hasta hoy vigente, extra bíblica, tomada del lenguaje filosófico. Usa equivalentemente «persona» y «sustancia o subsistencia», distinguiéndolas claramente de «naturaleza». El término persona, responde a «¿quién es?», y naturaleza a «¿qué es?».

Estructura literaria:
Un sujeto, «uno y el mismo», que se repite tres veces y del que se dicen dos columnas de predicados, una referida a la humanidad y la otra a la divinidad.

Contenido:
Incluye la tradición precedente. Jesucristo perfecto en la divinidad (contra Arrio) y perfecto en la humanidad (Contra Apolinar). Lo mismo cuando dice respectivamente: «Dios verdadero y hombre verdadero» y, cuando agrega «consustancial con el Padre» y «consustancial con nosotros». Contra Nestorio al distinguir entre el engendramiento eterno y el temporal en María.


Su aporte específico es señalar el cómo de la unión hipostática (en la persona del verbo).


Fórmula:
«...se ha de reconocer a UNO sólo, el mismo Cristo Hijo Señor Unigénito EN dos naturalezas[15]...; que se unene en la Hipóstasis (hipo: “bajo, debajo”; stasis: “estar de pie”): “lo que subyace, lo que da subsistencia a la persona.

Entonces, dos naturalezas en la Persona (Verbo); Él ejerce la naturaleza humana y la divina. En un solo sujeto, en una sola Persona concurren dos naturalezas que están unidas:

Sin confusión: Contra Eutiques –monofisitas– (que planteaba la absorción de la humana en la divina) las naturalezas no se confunden o mezclan;

Sin Cambio: Contra Arrio (que decía que dejaba de ser Verbo para ser hombre o confusión de una con otra: una en otra el Verbo no se cambia en hombre al encarnarse);
Sin dividirse: Una vez unidas las naturalezas de Jesús quedan íntimamente unidas, ya no puede darse “autonomía” de ellas (contra la yuxtaposición de Nestorio y monofisismo);

Sin separación posible: También ya no pueden separarse, unidas para siempre; conservando, eso sí, su distinción (contra Eutiques).


8) Constantinopla II (553) y III (680-681)

a) Constantinopla II (553)

El Concilio de Constantinopla II confirma y esclarece algunos puntos que habían quedado algo oscuros en Calcedonia:

v En Jesucristo hay una sola Persona, aún después de la unión del Verbo con la naturaleza humana;

v En Jesucristo hay dos naturalezas; estas naturalezas permanecen con sus propiedades después de la unión: «Unión de las dos naturalezas según composición (no yuxtaposición) en la naturaleza del Verbo» (DH 425);

v La unión con la naturaleza humana y divina se llama unión hipostática: «El Verbo de Dios se unió a la carne según la hipóstasis y por eso es una sola hipóstasis de él» (DH 426);

v La unión se realiza porque el Verbo se une a la carne (completa);

v Esta unión es en la hipóstasis o persona.

b) Constantinopla III (680–681)

Por su parte el Concilio Constantinopla III combate contra el monoenergismo: En Jesucristo sólo puede haber una acción divina-humana y el monotelismo: En Jesucristo sólo puede haber una sola voluntad. El concilio define:

v En Jesucristo hay dos voluntades, sin mezcla, sin división, sin cambio, sin separación (DH 555);

v Esas dos voluntades no son contrarias: la humana sigue a la divina (DH 553);

v También hay en Jesucristo dos operaciones: una divina y otra humana, que no se contradicen sino que la divina potencia y hace más perfecta a la humana (DH 556).


[1] Es una especie de «santo y seña», señal.
[2] “A lo largo de la historia, la Iglesia se ve obligada a reformular los datos cristológicos del N. T. por varias razones:
a) La lectura de la SS. EE. hecha continuamente bajo la luz del Espíritu Santo, lleva a la Iglesia a descubrir nuevos e importantes aspectos del misterio de Jesucristo.
b) La defensa de la fe contra los errores obliga a la Iglesia a reformular lo que es necesario creer y lo que es accesorio.
c) El encuentro con una nueva forma de pensar – la griega, la romana, la germana – lleva a la necesidad de explicar el misterio de Cristo en nuevos idiomas y culturas.
d) El interés por explicar más las verdades de fe, destacar el contenido salvador y sus consecuencias prácticas conducen a una ampliación de la visión de Jesucristo”. Cf. Jesús el Cristo, curso fundamental de cristología, Maximino Arias Reyero, Santiago, abril 1997, 7ª edición, pp. 289-290.
[3] En griego significan accuerdo, confesión (de fe o de pecados).
[4] Surgen debido a la dificultad de cómo relacionar a Jesús con Dios Padre: ¿dos dioses? ¿Cómo salvar el monoteísmo? Surgen las herejías como «malas soluciones al problema (Adopcionismo, subordinacionismo, monarquianismo).
[5] Ellos no aceptan la encarnación (mundo material es malo): «Dios no puede haberse encarnado». Además Jesús sería un eón (Cualquiera sería un eón, también Jesús, al nivel de cualquier otro miembro de este sistema (lo reduce). Este sistema “explicaría” todo...
[6] En griego “conocimiento”. Movimiento filosófico-teológico que considera el conocimiento como lo decisivo para la salvación. Nace antes del cristianismo con elementos de diversas culturas antiguas. Adquiere fuerza en el mundo judío y heleno desde el siglo I aC. Y se prolonga, también con elementos cristianos, hasta el siglo IV dC. Es dualista; el espíritu ha de ser liberado de la cárcel de la materia por medio del conocimiento en etapas sucesivas. Contiene elementos compatibles con el cristianismo, los cuales subyacen en algunas de sus expresiones. Otros contaminaron la fe y provocaron reacciones fuertes ya en escritos neo-testamentarios, como 1 y 2 Cor, Col, 1Jn, Judas. Posteriormente varias sectas heréticas, como los docetas y los valentinianos, aunque divergentes entre sí, profesaron ideas gnósticas, que incluían una visión negativa de la creación, negación de la encarnación, de la muerte y resurrección de Cristo, substitución de los sacramentos por ritos gnósticos mágicos, cambio del canon de las escrituras, etc. (Cf. Gnosis / Gnosticismo en Diccionario de términos religiosos y afines, Aquilino de Pedro, Editorial Verbo Divino – San Pablo, 4ª edición, Madrid 1998, p.117)
[7] Desea salvar el monoteísmo; es un adopcionista en el fondo. La segunda Persona de la Trinidad sería una creatura: Dios lo adopta como hijo (Jn 17,3; 14,28): Dios más grande que yo. Sólo u Dios, por lo que el Verbo es creado de la nada. Toda cosa que proceda de otra es menor: si Jesús tuvo un origen ya no puede ser como el Padre, por lo que sería inferior.
[8] “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo”.
[9] “Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo”.

[10] Toma Símbolo de Antioquía de Siria y le agrega términos.
[11] Unigénito; consubstancial; ahora en griego, primera vez términos extra bíblicos: las escrituras ya no bastan; (Vr. Griego).
[12] Ofrece solución a la unión del Logos y la Carne. El Logos se encarna en una naturaleza humana sin nous (parte intelecto), cumpliendo ese rol el Verbo Eterno; así se unen 2 seres incompletos haciendo 2 seres completos.
*Pertenecía a la Escuela Teológica Alejandrina, de línea más abstracta, lógica, filosofía platónica, de exégesis más especulativa, más espiritual –que también era una tendencia espiritual–, diferente de la:
*Antioquena que era más concreta, relacionada con lo concreto de las cosas, exégesis literal de las cosas.
[13] Salva la verdadera humanidad de Cristo (en vista de Apolinar): En Cristo sí hay verdadera humanidad, pero su problema está en que no acepta la unidad: «María no dio a luz también al Hijo Eterno del Padre. Fue Monje antioqueno designado patriarca de Constantinopla en el año 428; hombre de palabra cálida y celoso predicador contra las herejías, asceta en su propia vida y reformador del pueblo, se ganó en seguida la admiración popular. (Cf. Nestorio en Diccionario de términos religiosos y afines, Aquilino de Pedro, Editorial Verbo Divino – San Pablo, 4ª edición, Madrid 1998, pp. 189-190).
[14] El monoficismo considera que la Potencia Divina anula la natraleza humana: «es hombre, pero dominado totalmente por la divinidad».
[15] «EN DOS..», έκ δύο; έκ es una preposición estática que inidca en donde, de donde sale.

Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo


Al narrar la pasión y muerte de Jesús, los cuatro evangelios coinciden casi en los detalles, lo que no indica la dependencia de ellos de una misma fuente, sino que los relatos de pasión y muerte constituyen el estrato más antiguo del Nuevo Testamento.

Sin embargo, la intención de todos ellos se orienta a que los lectores participen, uniéndose a la muerte del Señor y a sus sufrimientos. No se trata de un relato casual o fortuito, sino que todo el escrito se orienta a la muerte redentora de Cristo. Este hecho es el centro del anuncio apostólico, por lo que podríamos decir que a este hecho se le “antepone –como una larga introducción - el relato de la vida de Jesús”. Cada relato se oirenta a este fin y paulatinamente lo anuncia e introduce (p.e. Mc 8,31; 10,38): esta muerte será vista como una consecuencia lógica y necesaria de la predicación de Jesús.


2) La Muerte Salvífica, Vicaria y Sacrificial de Jesús según los Datos Bíblicos


La muerte de Cristo no es un acontecimiento sorpresivo o accidental en su vida: ya se va perfilando en el Nuevo Testamento. El anuncio podía venir por actitudes del pueblo o de parte de los jefes de Jerusalén, etc[2]. Él rechaza las instituciones religiosas judías[3], actuando con personalidad sobre ellas, fruto de su Misión. Por esta actitud será condenado, como una “agitador político”, que lleva detrás toda una carga religiosa.

a) La Muerte Salvífica de Jesús

La muerte del “Siervo, el Justo” anunciado por las Escrituras como misterio de redención universal, es decir, de rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado”.

b) La Muerte Vicaria de Jesús:

«Juan Bautista... manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53, 7) y carga con el pecado de las multitudes (Is 53,12) y el Cordero pascual símbolo de la redención de Israel cuando celebró la primera Pascua (Ex 12,3). Jesús es el Cordero que carga con el pecado y las culpas de muchos, alcanzándoles el perdón. Toda la vida de Cristo expresa su misión: “Servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45)».

c) La Muerte Sacrificial de Jesús

« La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (1 Co 5,7b; Ef 1,7) por medio del “Cordero que quita el pecado del mundo” y el sacrificio de la Nueva Alianza que devuelve al hombre a la comunión con Dios reconciliándose con Él por “la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados (Mt 26,28)» [4]. Cordero: Su sacrificio de su vida va marcada por la obediencia, el carácter voluntario (Ef 1,7).


3) La Resurrección de Jesucristo: Datos Bíblicos, Valor Histórico y Teología.

a) La Resurrección de Jesucristo

Las Escrituras y la fe de la Iglesia dan a conocer que Dios ha resucitado a Jesús. Lo relatan los Evangelios y san Pablo hablará de ella más de un modo testimonial (1Co 15,3). La resurrección es un acontecimiento original sin antecedentes, realizado por Dios, que determina la historia, y que expresa que Jesús ha pasado a un nuevo modo de ser y de existir[5].

b) Datos Bíblicos

Los escritos bíblicos no tienen interés en presentar un estudio científico, sino que tienen el deseo de transmitir una Buena Noticia. Es un hecho objetivo, sin precedentes. Como relato es la base decisiva del anuncio del Nuevo Testamento.

Encontramos:
Fórmulas: Son las antiguas formas de predicación, profesiones de fe, fórmulas catequéticas o litúrgicas de los discípulos de Cristo; aquí encontramos especialmente restos de los «discursos misioneros» de Pedro y Pablo. P. e. Profesiones de fe (Rom4,24) o Himnos Litúrgicos (1 Pe 3,18).

Anuncios: Son textos que aparecen en la vida de Jesús y anuncian su futura resurrección. P.e. 8,31; Mt 16,21

Relatos: Textos que nos transmiten una realidad nuev con palabras y con imágenes de su tiempo; ello nos entregan el hecho de la Resurrección o su presencia resucitada a través de una narración. P.e. Mt 28,1–10.

c) Valor histórico

Como acontecimiento culmen de la fe, la resurrección de Cristo se inserta en la historia y la trasciende, pues abre la historia a una realidad jamás pensada, que trasciende lo normal y se incluye en lo misterioso. Ella anticipa la resurrección escatológica esperada por los creyentes.

El Sepulcro vacío (Jn 20, 1–10) y las Apariciones Corporales (Jn 20, 11ss)[6], son elementos que permiten corroborar el acontecimiento histórico de la Resurrección de Cristo «en un nuestra historia»[7].

«El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas... Así lo mostrará Pablo al escribir a los Corintios hacia el año 56... El Apóstol habla aquí de la Tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión [8]».

d) Teología[9]

La Resurrección de Cristo es una intervención trascendente de Dios mismo en la creación y en la historia. Las tres Personas actúan juntas a la vez. Se realiza por el poder del Padre que ha resucitado a Cristo, su Hijo, y de este modo introduce de manera perfecta su humanidad en la Trinidad.

Cristo se revela definitivamente «Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos». Es la manifestación del poder de Dios[10], por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad muerta de Jesús y la llamado al estado glorioso.


4) El Sepulcro Vacío y las Apariciones a los Discípulos[11].

El sepulcro vacío, que indica la Resurrección de Cristo, presenta la realización del acontecimiento fundante de la fe cristiana. La Resurrección es la verdad culminante de la fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como la verdad central.

a) El Sepulcro Vacío

En el marco de esta vivencia pascual, el primer elemento que se encuentra e el sepulcro vacío. En sí no es una prueba directa, pues la ausencia del cuerpo de Cristo podía explicarse de otro modo (Hortelano[12]); sin embargo, ha constituido un signo esencial: fue el primer paso de los discípulos para el reconocimiento del hecho de la Resurrección, como es el caso de las santas mujeres (Lc 24,322–23), de Pedro (24,12), del Discípulo amado (Jn 20,2).

Mc 16,6 «no está aquí»: es decir, “no está aquí en la muerte, está en la vida”.

Éste último, luego de entrar al sepulcro vacío y descubrir «las vendas en el suelo», vió y creyó (20,8), lo que supone que constató (20,5–7), en el estado del sepulcro vacío, que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto a simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro[13]. La nueva condición de Jesús – gloriosa – es distinta (no como la de Lázaro), por lo que no es fácil reconocerle.

b) Las Apariciones a los Discípulos

María Magdalena y las santas mujeres –que iban a embalsamar el cuerpo de Jesús – fueron las primeras en encontrar al resucitado (Jn 20,11–18). Así se transforman en las primeras mensajeras de la resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (Lc 24,6–10).

Jesús se apareció[14] a los Apóstoles, primero a Pedro, después a los Doce (1Co 15,5). Pedro ve al Resucitado antes que los demás y así da testimonio; de este modo es llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (Lc 22,31).

Estas apariciones comprometen a cada uno de los Apóstoles en la constitución de la era nueva que comenzó en la nueva mañana de Pascua. En sus testimonios –de hombres concretos y conocidos –, la primera comunidad se fundará.




5) La Presencia de Jesús en la Iglesia y su Venida Gloriosa

a) La Presencia de Jesús en la Iglesia

Lumen Gentium:

– 5: «Jesús, después de sufrir la muerte de cruz por los hombres y de resucitar... derramó sobre sus discípulos el Espíritu prometido por el Padre. Por eso la Iglesia, enriquecida con los dones de s Fundador... recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios»

– 7: «Por la comunicación de su Espíritu a sus hermanos, reunidos de todos lo pueblos, Cristo los constituye místicamente en su cuerpo... Somos integrados en los misterios de su vida: con Él estamos identificados, muertos y resucitados hasta que reinemos con Él... Él hace que todo el Cuerpo crezca para Dios, compacto y estructurado mediante los ligamentos y articulaciones (Col 2,19). Él distribuye sin cesar los dones de los ministerios en su Cuerpo, en la Iglesia. Con ellos gracias al poder de Cristo, nos ayudamos mutuamente a salvarnos para que ... crezcamos por todos los medios en Él, que es nuestra cabeza»[15].

b) Su Venida Gloriosa de Jesús

Lumen Gentium:

– 48: «Al resucitar Cristo de entre los muertos, envió su Espíritu de vida... y constituyó a su Cuerpo, la Iglesia, como sacramento universal de salvación... Por medio de ella une a los hombres más íntimamente consigo y les da parte en su vida gloriosa. Por tanto, la restauración prometida que esperamos comenzó ya en Cristo, progresa con el envío del Espíritu Santo y por Él continúa en la Iglesia...

...El final de la historia ha llegado ya a nosotros[16] e incluso de alguna manera real ya está por anticipado en este mundo... Mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las creaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios (Rom 8,19–22)»[17].
[1] En lo que respecta a este tema seguimos lo señalado por Maximino Arias R., en Jesús, el Cristo, Curso Fundamental de Teología. Santiago 1997; p. 193.
[2] Cfr. Mc 8,31; Lc 4,29; Lc 13,33–34.
[3] Cfr. la relación de Jesús con la Ley: no rechaza la Ley, la plenifica, dando plenitud («a aquello que no alcanza su totalidad en sí») a las costumbres israelitas que se habían quedado en un mero ritualismo. Mt 5,17; Mc 12,38.
[4] Cfr. Gál 2,20; Rom 5,8–9.
[5] Rom 6,9.
[6] Cfr. además Mt 28, 1–10; Mc 16, 1–11.
[7] Ver CEC 640–647.
[8] CEC, 639.
[9] Cfr. CEC 648.
[10] Rom 1,3–4; 6,4; 2Co 13,4.
[11] CEC 639ss.
[12] Cfr. Jn 20,13.
[13] Jn 11,44.
[14] Esto es: se hizo evidente; sería una experiencia de Cristo presente distinta, no lo percibieron como Jesús.
[15] Cfr. 1Co 1,15–18.
[16] Cfr. 1Co 10,11.
[17] Véase además el n° 49 de la Constitución Lumen Gentium.

jueves, noviembre 02, 2006

LA ENSEÑANZA DE JESUS

1) El Reino o Reinado de Dios: Textos más importantes y Significado de esta Expresión.


“El reino de Dios está cerca” (Mt 3,2; 4,17), es el tema central de Juan bautista y el de Jesús.
En el antiguo testamento, Yahvé aparece como rey de Israel[1], lo cual implica que la vida debe regirse por la ley de Dios[2]. Esta realeza, de hecho no se da en el mundo por causa del pecado, por ende, debe ser restablecida por una intervención soberana de Dios y de su Mesías (Dn. 2,44).
Por su parte, Jesús anuncia que este reino ha llegado, pero no de una forma triunfalista, humana sino espiritual, como Hijo de hombre y siervo (Cf. Mt. 8,17.20), y así con su obra, arranca a los hombres del reinado de Satanás (Cf. Mt. 8,29; 12,25-28)
El reino aparece con comienzos humildes (Mt. 13,43), misteriosos (Mt. 13,11), aceptada por los humildes (Mt. 5,3) y rechazado por los soberbios y egoístas (Mt. 21,31-32) los que son excluidos del banquete de bodas (Mt. 8,12).
La expresión reino o reinado de Dios, expresa la absoluta soberanía de Dios sobre la creación, tiene un sentido más profundo y trascendente. Indica la presencia y actividad misteriosa de Dios en el mundo y en el hombre para liberarlos del mal y conducirlos a la salvación; esta presencia y actividad misteriosa se hace presente en la persona de Jesucristo.

2) Exigencias del Reino.

Reino de los cielos, según Mateo[3], Reino de Dios según Lucas, Jesús utiliza varias figuras tomadas de realidades conocidas por sus contemporáneos, por ejemplo, el trigo y la cizaña; grano de mostaza; la levadura; el tesoro y la perla; la red (cfr. Mt 13) el reino en sus inicios es pequeño, humilde, sencillo, todos están invitados a este reino, sin embargo, no todos pueden participar de él, sino solo los que están convenientemente preparados.
Condiciones para aceptar el Reino de Dios:
· Aceptarlo como una gracia (Mt. 20, 1-16)
· Tener un espíritu de pobre (Mt. 5,3), manso (Mt. 5,4) y humilde (Mt. 18,1-4).
· Hay que estar adecuadamente preparado, vestido (Mt. 22,11-13).
· Siendo el reino una gracia, los pecadores endurecidos no lo pueden recibir (1 Co. 6,9-10; Gal. 5,19-21; Ef. 5,5).

3) Las Bienaventuranzas

En el antiguo testamento, principalmente en los Salmos, expresan la felicidad que recae en quien sirve a Dios: Es bienaventurado el hombre que teme al Señor porque será bendecido (Sal. 112,1) con hijos (Sal.128,1-3.4-6). Bienaventurado es quien escucha (Prov. 8,32-36).
El ejemplo típico de las bienaventuranzas, en el nuevo testamento, son las de Mateo 5,1-12 y Lucas 6,20-23[4], con un matiz distinto, en razón de sus destinatarios.
Es así, que Mateo presenta las bienaventuranzas como un programa de vida cristiana, enfatizará, en la doctrina de los anawin[5].
Por su parte, san Lucas anuncia una inversión de situaciones de esta vida a la futura (Lc. 16,25). El sentido que tienen estas bienaventuranzas es más bien literal, material, dirigido a un auditorio que tiene problemas sociales, materiales.

4) El mandamiento del amor

La ley judía tenía un total de 613 preceptos, tanto restrictivos como positivos: 248 positivos y 356 prohibiciones[6], que tenían por objeto regular la vida religioso-civil del pueblo.
Ante la pregunta, de un fariseo: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» (Mc. 12,28-34; Mt. 22,34-40; Lc. 10,25-35), Jesús aporta de nuevo :
v La indisoluble conexión entre ambos preceptos, del amor a Dios y al prójimo;
v La universalidad del amor al prójimo, ya que abarca a los enemigos, (ver Mt. 5,43-48);
v La preferencia que aparece hacia lo más despreciable, lo más pequeño, lo enfermo, lo pecador;
v La unión de todo esto con la misma actitud de Jesús. El precepto del amor es el mismo Cristo: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros» (Jn 13,34)

El apóstol Pablo nos dirá que la plenitud de la ley es la caridad (Cf. Rm 13,10)

[1]Pero Gedeón les respondió: «No seré yo el que reine sobre vosotros ni mi hijo; Yahveh será vuestro rey.» (Jue. 8,23).
Pero Yahveh dijo a Samuel: «Haz caso a todo lo que el pueblo te dice. Porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí, para que no reine sobre ellos (1Sm. 8,7)
[2] "Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa" (Ex. 19,4-6)
[3] Su evangelio va dirigido a los judíos, y éstos evitaban, por respeto, pronunciar el nombre de Dios.
[4] Además de las anteriormente mencionadas, aparecen otras en los evangelios, en las cartas y en el Apocalipsis.
[5] En hebreo, “el pobre, los pobres”. Se designan a los llamados pobres de Yahvé, que son gente humilde, normalmente carente de bienes materiales, pero caracterizada sobre todo por su actitud religiosa, hecha de rectitud y confianza en Dios (Sof 2,3; Zac 9,9, etc.) y encarnados en personas concretas como los pastores, Isabel, Ana, Simeón, la virgen María y sobre todo Jesús (Cf. Mt 11,29)
[6] Cf. Jesús el Cristo, curso fundamental de cristología, Maximino Arias Reyero, Santiago, abril 1997, 7ª edición, p. 152.

miércoles, noviembre 01, 2006

Pasíon, Muerte y Resurrección de Jesucristo

Al narrar la pasión y muerte de Jesús, los cuatro evangelios coinciden casi en los detalles, lo que no indica la dependencia de ellos de una misma fuente, sino que los relatos de pasión y muerte constituyen el estrato más antiguo del Nuevo Testamento.

Sin embargo, la intención de todos ellos se orienta a que los lectores participen, uniéndose a la muerte del Señor y a sus sufrimientos. No se trata de un relato casual o fortuito, sino que todo el escrito se orienta a la muerte redentora de Cristo. Este hecho es el centro del anuncio apostólico, por lo que podríamos decir que a este hecho se le “antepone –como una larga introducción– el relato de la vida de Jesús”. Cada relato se oirenta a este fin y paulatinamente lo anuncia e introduce (p.e. Mc 8,31; 10,38): esta muerte será vista como una consecuencia lógica y necesaria de la predicación de Jesús.


1) La Muerte Salvífica, Vicaria y Sacrificial de Jesús según los Datos Bíblicos


La muerte de Cristo no es un acontecimiento sorpresivo o accidental en su vida: ya se va perfilando en el Nuevo Testamento. El anuncio podía venir por actitudes del pueblo o de parte de los jefes de Jerusalén, etc[2]. Él rechaza las instituciones religiosas judías[3], actuando con personalidad sobre ellas, fruto de su Misión. Por esta actitud será condenado, como una “agitador político”, que lleva detrás toda una carga religiosa.

a) La Muerte Salvífica de Jesús

La muerte del “Siervo, el Justo” anunciado por las Escrituras como misterio de redención universal, es decir, de rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado”.

b) La Muerte Vicaria de Jesús:

«Juan Bautista... manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53, 7) y carga con el pecado de las multitudes (Is 53,12) y el Cordero pascual simbolo de la redención de Israel cuando celebró la primera Pascua (Ex 12,3). Jesús es el Cordero que carga con el pecado y las culpas de muchos, alcanzándoles el perdón. Toda la vida de Cristo expresa su misión: “Servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45)».

c) La Muerte Sacrificial de Jesús

« La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (1 Co 5,7b; Ef 1,7) por medio del “Cordero que quita el pecado del mundo” y el sacrificio de la Nueva Alianza que devuelve al hombre a la comunión con Dios erconciliándose con Él por “la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados (Mt 26,28)» [4]. Cordero: Su sacrificiode su vida va marcada por la obedencia, el carácter voluntario (Ef 1,7).


2) La Resurreción de Jesucristo: Datos Bíblicos, Valor Histórico y Teología.

a) La Resurreción de Jesucristo

Las Escrituras y la fe de la Iglesia dan a conocer que Dios ha resucitado a Jesús. Lo relatan los Evangelios y san Pablo hablará de ella más de un modo testimonial (1Co 15,3). La resurrección es un acontecimiento original sin antecedentes, realizado por Dios, que determina la historia, y que expresa que Jesús ha pasado a un nuevo modo de ser y de existir[5].

b) Datos Bíblicos

Los escritos bíblicos no tienen interés en presentar un estudio científico, sino que tienen el deseo de transmitir una Buena Noticia. Es un hecho objetivo, sin precedentes. Como relato es la base decisiva del anuncio del Nuevo Testamento.

Encontramos:

Fórmulas: Son las antiguas formas de predicación, profesiones de fe, fórmulas catequéticas olitúrgicas de los discípulos de Cristo; aquí encontramos especialmente restos de los «discursos misioneros» de Pedro y Pablo. P. e. Profesiones de fe (Rom4,24) o Himnos Litúrgicos (1 Pe 3,18).

Anuncios: Son textos que aparecen en la vida de Jesús y anuncian su futura resurrección. P.e. 8,31; Mt 16,21

Relatos: Textos que nos transmiten una realidad nuev con palabras y con imágenes de su tiempo; ello nos entregan el hecho de la Resurrección o su presencia resucitada a través de una narración. P.e. Mt 28,1–10.

c) Valor histórico

Como acontecimiento culmen de la fe, la resurrección de Cristo se incerta en la historia y la trasciende, pues abre la historia a una realidad jamás pensada, que trasciende lo normal y se incluye en lo misterioso. Ella anticipa la resurrección escatológica esperada por los creyentes.

El Sepulcro vacío (Jn 20, 1–10) y las Apariciones Corporales (Jn 20, 11ss)[6], son elementos que permiten corrovorar el acontecimiento histórico de la Resurrección de Cristo «en nu nuestra historia»[7].

«El misteio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas... Así lo mostrará Pablo al escribir a los Corintios hacia el año 56... El Apóstol habla aquí de la Tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión [8]».

d) Teología[9]

La Resurrección de Cristo es ua interención trascendente de Dios mismo en la creación y en la historia. Las tres Personas actúan juntas a la vez. Se realiza por el poder del Padre que ha resucitado a Cristo, su Hijo, y de este modo introduce de manera perfecta su humanidad en la Trinidad.

Cristo se revela definitivamente «Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos». Es la manifestación del poder de Dios[10], por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad muerta de Jesús y la llamado al estado glorioso.


3) El Sepulcro Vacío y las Apariciones a los Discípulos[11].

El sepulcro vacío, que indica la Resurrección de Cristo, presenta la realización del acontecimiento fundante de la fe cristiana. La Resurrección es la verdad culminante de la fe en Cristo, creída y vivida por la primera comuidad cristiana como la verdad central.

a) El Sepulcro Vacío

En el marco de esta vivencia pascual, el primer elemento que se encuentra e el sepulcro vacío. En sí no es una prueba directa, pues la ausencia del cuerpo de Cristo podía explicarse de otro modo (Hortelano[12]); sin embargo, ha constituído un signo esencial: fue el primer paso de los discípulos para el reconocimiento del hecho de la Resurrección, como es el caso de las santas mujeres (Lc 24,322–23), de Pedro (24,12), del Discípulo amado (Jn 20,2).

Mc 16,6 «no está aquí»: es decir, “no está aquí en la muerte, está en la vida”.

Éste último, luego de entrar al sepulcro vacío y descubrir «las vendas en el suelo», vió y creyó (20,8), lo que supone que constató (20,5–7), en el estado del sepulcro vacío, que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto a simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro[13]. La nueva condición de Jesús –gloriosa– es distinta (no como la de Lázaro), por lo que no es fácil reconocerle.

b) Las Apariciones a los Discípulos

María Magdalena y las santas mujeres –que iban a embalsamar el cuerpo de Jesús– fueron las primeras en encontrar al resucitado (Jn 20,11–18). Así se transforman en las pirmeras mensajeras de la resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (Lc 24,6–10).

Jesús se apareció[14] a los Apóstoles, primero a Pedro, después a los Doce (1Co 15,5). Pedro ve al Resucitado antes que los demás y así da testimonio; de este modo es llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (Lc 22,31).

Estas apariciones comprometen a cada uno de los Apóstoles en la constitución de la era nueva que comenzó en la nueva mañana de Pascua. En sus testimonios –de hombres concretos y conocidos–, la primera comunidad se fundará.


4) La Presencia de Jesús en la Iglesia y su Venida Gloriosa

a) La Presencia de Jesús en la Iglesia

Lumen Gentium:

– 5: «Jesús, después de sufrir la muerte de cruz por los hombres y de resucitar... derramó sobre sus discípulos el Espíritu prometido por el Padre. Por eso la Iglesia, enriquecida con los dones de s Fundador... recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios»

– 7: «Por la comunicación de su Espíritu a sus hermanos, reunidos de todos lo pueblos, Cristo los constituye místicamente en su cuerpo... Somo integrados en los mietior de su vida: con Él estamos identificados, muertos y resucitados hasta que reinemos con Él... Él hace que todo el Cuerpo crezca para Dios, compacto y estructurado mediante los ligamentos y articulaciones (Col 2,19). Él distribuye sin cesar los dones de los ministerios en su Cuerpo, en la Iglesia. Con ellos gracias al poder de Cristo, nos ayudamos mutuamente a salvarnos para que ... crezcamos por todos los medios en Él, que es nuestra cabeza»[15].

b) Su Venida Gloriosa de Jesús

Lumen Gentium:

– 48: «Al resucitar Cristo de entre los muertos, envió su Espíritu de vida... y constiuyó a su Cuerpo, la Iglesia, como sacramento universal de salvación... Por medio de ella une a los hombre más íntimamente consigo y les da parte en su vida gloriosa. Por tanto, la restauración prometida que esperamos comenzó ya en Cristo, progresa con el envío del Espíritu Santo y por Él continúa en la Iglesia...

...El final de la historia ha llegado ya a nosotros[16] e incluso de alguna manera real ya está por anticipado en este mundo... Mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las creaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios (Rom 8,19–22)»[17].
[1] En lo que respecta a este tema seguimos lo señalado por Maximino Arias R., en Jesús, el Cristo, Curso Fundamental de Teología. Santiago 1997; p. 193.
[2] Cfr. Mc 8,31; Lc 4,29; Lc 13,33–34.
[3] Cfr. la relación de Jesús con la Ley: no rechaza la Ley, la plenifica, dando plenitud («a aquello que no alcanza su totalidad en sí») a las costumbres israelitas que que se habían quedado en un mero ritualismo. Mt 5,17; Mc 12,38.
[4] Cfr. Gál 2,20; Rom 5,8–9.
[5] Rom 6,9.
[6] Cfr. además Mt 28, 1–10; Mc 16, 1–11.
[7] Ver CEC 640–647.
[8] CEC, 639.
[9] Cfr. CEC 648.
[10] Rom 1,3–4; 6,4; 2Co 13,4.
[11] CEC 639ss.
[12] Cfr. Jn 20,13.
[13] Jn 11,44.
[14] Esto es: se hizo evidente; sería una experiencia de Cristo presente distinta, no lo percibieron como Jesús.
[15] Cfr. 1Co 1,15–18.
[16] Cfr. 1Co 10,11.
[17] Véase además el n° 49 de la Cosntitución Lumen Gentium.

jueves, octubre 05, 2006

JESUCRISTO EN EL NUEVO TESTAMENTO




Cristología de la Iglesia Primitiva

1) El Kerigma Cristológico de la Iglesia Primitiva

a) Término Kerigma

En un primer acercamiento debemos aclarar que el término Kerigma (κήρυγμα) proviene del griego clásico[1] y que indica una noticia de carácter público y generalmente vinculante, traída por un heraldo. En el NT designa el anuncio de la Buena Noticia (Evangelio) de la salvación por Cristo, hecho a los judíos y paganos.

Este anuncio no es un simple «informe histórico» de un acontecimiento ya ocurrido, sino que es el mismo acontecimiento que manifiesta eficazmente el mensaje de la salvación que contiene. De este modo la obra salvífica de Jesucristo se hace presente por obra del Espíritu Santo en la «palabra» aunciada por el apóstol[2].

¿Qué se anuncia?

El centro de este anuncio es El Misterio Pascual de Jesucristo:

*para la comprensión de Jesús (Fe en Jesús)

*y la autocomprensión del hombre (el perdón de sus pecados y triunfo sobre su miseria[3]) 1 Co 15,17–20; Hch 2,22–24.

Existen diversas Fórmulas Kerigmáticas (breves, medianas y largas) en la Igleisa primitiva que aparecen en los Escritos del Nuevo Testamento:


– Breves:

1 Tes 4,14: «Murió y resucitó...»
Podrían ser una misma,
pues no hay
gran distinción
– Medianas:
1 Tes 5,9ss: «Nuestro Señor Jesucristo murió por nosotros...»


– Largas:
1 Cor 15,3: «Cristo murió...»


2) Jesús de Nazaret: los Evangelios Sinópticos, san Juan y san Pablo [4].

a) evangelios Sinópticos[5]

El anuncio que los Evangelios hacen de Jesucristo no está elaborado sistemáticamente, ni de modo epistolar, sino con un único interés de presentar el misterio de Jesús–Salvador.

San Marcos: Jesús «Hijo de Dios»
Busca hacer que el lector reconozca a Jesús como «Hijo de Dios». Para este fin lo pone en tres cumbres de la Revelación:

1) Cristo: «Evangelio de Jesus– Cristo + Hijo de Dios (1,1) 2 títulos

Cristo –Ungido– : apodo que se transformará en nombre propio en el evangelio. Para su mayor importancia irá acompañado por un artículo (el). En tres lugares claves: a) 1,1; b) 8,29 en el centro del evangelio, explicitado por Pedro (importancia propia); c) 15,39 ahora anunciado por un pagano

2) «Hijo del Hombre»: 14 veces, muchas de ellas unidas al dolor, a la pasión.

«Hijo del Hombre» (8,31), Hace referencia a la profecía de Daniel (7,13: que vendrá sobre las nubes). Es la presencia de Dios en el Antiguo Testamento.

3) «Jesús, el Cristo»:

El secreto mesiánico. Después de algún milagro, Jesús pone la condición de guardar silencio de su condición mesiánica (1,33.44)[6].

San Mateo:
Hace culminar el evangelio en la manifestación de Cristo que ha recibido soberanía universal (28,18). El reinado de Dios es el Reinado de Cristo: Jesús corona el pasado de Israel, dándole plenitud.

San Lucas:
San Lucas da consistencia al tiempo de Jesús que transcurre entre el anuncio profético y el de la Iglesia[7]. La vida de Jesús adquiere valor para el tiempo eclesial; el acontecimiento pasado se mantiene presente para siempre.

1) Jesús Profeta

2) Camino a Jerusalén:

Todo está organizado en camino a Jerusalén [8].

b) San Juan
En el cuarto evangelio Jesucristo es el Gran Revelador absoluto y definitivo, y su teología se centraliza en la Persona de Jesús[9], y para este fin se demuestran testimonios como el del Padre, del Bautista, de la mujer Samaritana, además de señales, que van revelando su Persona y su gloria[10].

Posee como punto de partida la afirmación de la preexistencia de Jesús como afirmación de su origen divino y muestra en Él la gloria del Padre. Así, expresa desde un comienzo p.e.:

Características del Evangelio

El Verbo:

«En el principio estaba la Palabra –eternidad
Palabra estaba con Dios [11] –eternidad junto a Dios–
Palabra era Dios –con un modo de ser divino–
Todo se hizo por ella... –en cuanto preexistente fue partícipe de la creación del mundo–

El Verbo eterno, se encarna, sin dejar su condición divina (v. 14). El pone su morada entre los hombres [12] y viene a los suyos –v.11s, y los suyos no lo recibieron.

*El Hijo:
Para muchos es el evangelio del Hijo por sus numerosas menciones como «Hijo de Dios»[13], y como «Hijo» en la relación con su Padre, relación de la que hace mención en repetidas veces (“el Padre, mi Padre, el Padre en mí y yo en el Padre...”). La unión con su Padre es perfecta en: Ser, amor, voluntad (10,18)[14]. El retorno a su Padre se realiza en su hora, hora de glorificación del Hijo al mismo tiempo que el Padre[15].

c) san Pablo
La reflexión que el Apóstol realiza de Jesús es basada en su contacto personal precisamente con el Jesús Glorificado[16], acontecimiento que se transforma en raíz de vida de Pablo.
Para él, será fundamental la paradoja del Señor “muerto y cucificado”, “muerte y vida”, “cruz y resurrección”, punto de partida para el desarrollo de la fe, al punto que el centro de su mensaje es el anuncio del Mesías crucificado (1 Co 2,2)[17], vinculando –desde sus raíces judías la esperanza israelita del Mesías con la paradoja de la actuación salvífica de Dios a través de la cruz.

Cruz y resurrección serán inseparables en el anuncio de Pablo: la debilidad asumida por Cristo, se manifiesta en la cruz, al mismo tiempo que en ella se descubre la fuerza de Dios. La cruz será para Pablo el lugar en que se cumple la muerte propiciatoria[18]. De este modo la cruz y muerte de Cristo son para Pablo el fundamento tanto para adhesión personal como para su cristología.

Dentro de la cristología paulina, podemos encontrar algunos títulos referentes a Cristo:

*Hijo de Dios:
La predicación paulina –luego de la conversión - comienza en las sinagogas con esta afirmación de Jesús como «el Hijo de Dios» o «el Hijo», en sentido absoluto[19]. Este título no será sólo un referente a Dios, sino que indicará la voluntad reconciliadora de Dios, que nos entrega a su Hijo único, y que nos hace hijos de adopción[20].

*Kyrios:
Este es un título muy frecuente en Pablo, en unión con el nombre Jesucristo y en muchos pasajes con la añadidura Nuestro[21]. Para Pablo, Jesucristo es una Persona viva y actual, rodeada de reverencia, al tiempo que también es cercana, pues su conocimiento y relación es personal (Flp 3,8). Cristo posee un Señorío sobre vivos y muertos[22].


3) La Cristología en el Apocalípsis.

La apocalíptica posee el sentido de presentar «el futuro» en los momento de dolor y sufrimiento[23]. Es por esta razón que aparece Cristo triunfante (Ap 1,8.17–18): es el Cordero degollado (Ap 5), pero triunfante, Señor de la historia de los hombres, que conduce y rige la Iglesia; la Cólera: signo de la manifestación de la verdad, del triunfo final sobre los enemigos de la Iglesia y establece las nupcias con ella, que simbolizan el establecimiento del Reino celestial [24].


4) Jesús ante los pecadores, los pobres, las autoridades.

a) Jesús ante los Pecadores y los Pobres[25]:

Según los Sinópticos[26], Jesús no se detuvo describir la naturaleza del pecado, sino que atiende a «los hombres alejados de Dios, bajo el poder del demonio, y necesitados de conversión y de salvación». El ministerio de Jesús y la dinámica del Reino tienen como rasgo esencial «la misericordia que puede suscitar lo más bello de una persona y grandiosas muestras de amor»[27].

Jesús ha venido en medio de todos y para todos, no para justos, sino para los que estaban sin esperanza alguna[28]. El Mesías, actúa con Misericordia ante los pecadores, para que así alcancen la verdadera conversión.

Además, Él quiere hacer que se reconozca en los pobres a los privilegiados, pues «de ellos es el Reino de Dios»[29]. Jesús así aparece como el «Mesías de los pobres» (Lc 4,18; Is 61,1).

b) Jesús ante las Autoridades:

Jesús, que ejerce su autoridad como servicio, reconoce las autoridades sociales de la época, pero siempre viendo las injusticias que cometen. Además, Él deja en claro el origen de toda autoridad, tanto en el cielo como en la tierra[30].


5) Jesús ante la Ley, el Templo, la Familia y los Discípulos.

a) Jesús ante la Ley y el Templo:

Ante los defensores de la tradición antigua tiene una actitud violenta, pero no ante la ley, pues en el Reino no ha de ser abolida, sino que alcanza su plenitud (Mt 5,17) en cumplimiento y sentido.

Mt 5,17:
«No destruir..., sino (llenar, dejar pleno) la Ley»: a la Ley le faltaba algo, por lo que Jesús le agregará lo que faltaba. Por lo que «dar cumplimiento» es completar, es reinterpretar lo que ya había quedado obsoleto[31].

Él re–ordena los preceptos dando principal cuidado a la justicia y la misericordia, descuidadas por los escribas y fariseos. Ahora será movida por el Espíritu y no por un puro ritualismo (Mc 12,28–31).

Ante el Templo, Jesús reprueba sus prácticas cultuales, condenando el formalismo (sólo rito). El Templo para Él es la «casa de su Padre», que en el momento de la muerte de Jesús, perderá el velo del santo de los santos como muestra de que lo antiguo pierde su sentido y función, siendo reemplazado por Cristo, su propio cuerpo[32].


b) Jesús ante la Familia y los Discípulos:

En los tiempos de Jesús, la familia era referencia y apoyo, pues por ella se adquiría honor y buena reputación[33]. En este sentido, llama la atención en la llamada de Jesús que tiene como exigencia para los discípulos el abandono de sus familias: es signo del abandono absoluto de seguridades, lo que incluye conflictos[34].

Sin embargo, la llamada de Jesús era una invitación para formar parte de una familia en la que todos somos hermanos y tenemos un Padre común[35]. Es el modelo que siguieron las primeras comunidades. Hay un nuevo lazo que une y que es más fuerte que el lazo sanguíneo: la fe.
[1] En el griego clásico es un sustantivo derivado del verbo κήρυσσειν (keryssein). Es de suma importancia destacar que el uso del término proviene del mundo antiguo (griego) en donde el rey mandaba anunciar una noticia que resultaría para el pueblo pública y vinculante: cristianos de los primeros siglos toman este significado y se lo apropian.
[2] He aquí la razón de porqué los que oyen el anuncio no pueden permanecer indiferentes, sino que son invitados a convertirse y creer.
[3] Jesús es salvador (literalmente), por lo que responde a mis necesidades de vida y salvación en plenitud.
[4] Es la Cristología que nos presentan los escritos por medio de títulos cristológicos; reflejan la visión cristológica del evangelista.
[5] Tomado de Xavier León–Dufour,Vocabulario de Teología Bíblica. Voz: Jesucristo. Herder, Barcelona. 1993.
[6] Esto s explica por la concepción de Mesías que tenía el pueblo judío. Rey, Sacerdote y Profeta: históricamente el Mesías se esperaba con estos rasgos. Jesús no quiere asumir la visión de la gente.
[7] Lc 16,16; Hch 2,1.
[8] Esto es signo de que cada autor dispone los elementos según su interés cristológico. El retrato de Cristo es más bien el de Salvador misericordioso, cercano a los pobres y a los pecadores (Lc 19,1–11; 5,17).
[9] En este sentido importa Jesús: su Persona, su Origen, su Misión, su autoridad, su destino, siendo Él de este modo el centro de la predicación, más que el modo de cómo realizaba tal función.
[10] Cfr. 2,11; 11,4.
[11] Considérese la expresión 1,1: (pros tón Theón) donde la preposición pro.j refiere estar “vuelto hacia”, “estar con”, indicando la intimidad de la Palabra con Dios (reflejo del Padre).
[12] Es un verbo aoristo, en modo indicativo de (–skenóo– vivir, habitar) e indica que la acción es considerada por el sujeto como definitiva o acabada. Además se relaciona con skhnή (–skené– “tienda de campaña, lugar de residencia” en alusión de aquella real presencia veterotestamentaria de Dios en medio de su Pueblo.
[13] Véase Jn 1,49; 3,18; 5,25; 20,31.
[14] Cfr. Jn 10,18; 14,31.
[15] Jn 7,30; 12,23ss.
[16] Es necesario reconocer que Pablo tenía un conocimiento previo al encuentro de Damasco, pero que, sin embargo, se trataba de un conocimiento según la carne (2 Co 5,16), es decir, no iluminado por el Espíritu.
[17] Véase además 1 Co 1,17–18.23–24; 2,2; Gál 5,11.
[18] Vr. 2 Co 5,14.19.21.
[19] 2 Co 1,19; 15,28; Preexistente Rom 8,3.
[20] Ef 5,2.25; Gál 4,1–7.
[21] Son cuarenta y siete veces, incluyendo Ef y Col. La añadidura Nuestro generalmente referido a la comunidad (Rom 1,4) donde Él esta presente de modo real y actuante, al punto que la evangelización es “obra del Señor” (1 Co 15,58).
[22] Rom 14,9.
[23] Cfr. Ap 1,1–3.
[24] Ap 6,15ss; 19,7;21,9.
[25] Considérese las Bienaventuranzas: que el AT utilizaba como fórmulas de felicitación a propósito de piedad, de sabiduría, de prosperidad: los pobres también participarán de estas bendiciones. Los hombres considerados de ordinario como desgraciados y malditos son felices, pues son aptos para el Reino, es una especie de «infancia espiritual»; Mt 5,3; 11,5; Stgo. 2,5.
[26] Lc 7,37–49: La mujer perdonada; 19,1–10: zaqueo; Jn 8, 1–11: mujer adúltera.
[27] Considérese que la Mujer, pecadora pública «lava, seca, besa y perfuma», imagen que perfectamente calza con la de una madre con su hijo: fruto de la misericordiosa actitud de Jesús y “a pesar de ser una pecadora, incluso pública”.
[28] Es necesario considerar la actitud de Zaqueo, el cual baja «a toda prisa», para recibir a Jesús: actitud común de aquellos que ya no teniendo nada responden desde su pobreza ante la manifestación misericordiosa de Dios. Cfr. Mt 4,22; Mc 10,50; 5,42; Lc 4,39; Jn 5,9.
[29] Lc 4,18; 6,20; Mt 5,3; Sant 2,5.
[30] Lc 22,27–28; Mt 20,25; Jn 18,36.
[31] Sólo alcanza plenitud lo que no estaba pleno; Cristo es la plenitud de toda realidad y tradición humana. Cumplir la Ley no es sólo realizar preceptos, sino que en Jesús la Ley alcanza Plenitud, Cumplimiento.
[32] En la amplitud del término y como efecto de lo señalado a propósito de la Ley; Jn 2,13–22.
[33] De ahí la importancia de las genealogías.
[34] Lc 9,57–62; Mt 10,34–36.
[35] Mt 23,8–9.

viernes, septiembre 29, 2006

VOCABULARIO TECNICO

Adopcionismo: doctrina que ve en Jesús a un hombre “adoptado” por Dios como Hijo en virtud de sus cualidades morales. El adopcionismo español de tos siglos VIII y IX profesa que Jesús, como Verbo, es hijo natural de Dios y que, como hombre, es hijo suyo adoptivo.

Analogía: relación de semejanza en la diversidad entre dos o más términos.

Antropología: doctrina sobre el hombre.

Antropología teológica: es la concepción del hombre tal como se desprende de la revelación respecto a su origen, su condición y su destino.

Antropomorfismo: representación de Dios en forma humana.

Apocalíptica: género literario, que floreció en el judaísmo pre y poscristiano, constituido por “revelaciones” (apocalipsis), visiones relativas a los últimos tiempos y a los signos premonitores de ellos.

Apófasis, teología apofática: teología “negativa”, que evidencia la trascendencia y la inefabilidad de Dios procediendo por negaciones.

Apolinarismo: de Apolinar, obispo de Laodicea (s. IV). Doctrina según la cual el Verbo habría tomado el puesto del alma espiritual en Jesús. Con ello se disminuye la plena humanidad de Cristo.

Aporía: sendero interrumpido, calle sin salida, situación límite.

Aporía de lo humano: finitud constitutiva de la condición humana.

Arrianismo: de Arrio, sacerdote de Alejandría (s. IV). Concepción según la cual el Verbo ha sido creado por el Padre y le es inferior , si bien, como engendrado antes del tiempo, es superior a toda criatura. Esta doctrina, muy influenciada por el neoplatonismo, fue refutada por el concilio de Nicea (325) que afirmó la paridad de sustancia entre Padre e Hijo (“homoousía”).

Atematizado: no explicitado, no visto con claridad, no formulado conceptualmente.

Bruta facta: los hechos “brutos”, tal como son abstrayendo (hipotéticamente) de toda interpretación del sujeto.

Calcedonia: sede del IV concilio ecuménico (451), que formuló el dogma cristológico: Jesucristo, Verbo encarnado, es una persona (divina) en dos naturalezas (divina y humana), unidas sin confundirse o cambiar (contra el monofisismo), sin separación o división (contra el nestorianismo).

Carisma: don otorgado gratuitamente por el Espíritu a en orden a su crecimiento y para utilidad común.

Categoría: conjunto de objetos que tienen caracteres distintivos comunes; forma de organización del conocimiento según agrupaciones generales.

Círculo hermenéutico: circularidad existente entre sujeto y objeto, en virtud de la cual todo conocimiento de un objeto supone una comprensión preliminar del sujeto (precomprensión), que a su vez es modificado por las nuevas adquisiciones cognoscitivas. La precomprensión es fruto bajo muchos aspectos del contexto lingüístico-existencial en el que estamos ubicados.

Consustancial:
de la misma sustancia; v. “homoousios”.

Cristo: en griego “ungido”. El título expresa la plenitud de Espíritu de Jesús y el cumplimiento de las esperanzas mesiánico salvíficas realizado en él. Cfr. también Mesías.

Cristología: doctrina teológica, que estudia la persona y la obra de Jesucristo, como conciencia critica de la fe de la iglesia en él. “Cristológico”: relativo a la cristología, a la reflexión sobre Cristo, a Cristo.

Critico: del griego “crisis”, que significa discernimiento y juicio; el adjetivo indica cualquier procedimiento de análisis y de valoración.

Dialéctica: arte del razonamiento (pensamiento tradicional); procedimiento que, a través de afirmaciones y negaciones, llega a afirmaciones nuevas y más altas (pensamiento moderno).

Docetismo: del griego “parecer, aparecer”. Doctrina rechazada por la fe de la iglesia, que atribuía a Cristo un cuerpo sólo aparente, a fin de no “contaminar” a la divinidad.

Dogma: proposición que define autoritativamente un aspecto de la fe de la iglesia como revelado por Dios, de manera definitiva en cuanto a la intención última, y al mensaje esencial, pero que ha de interpretarse siempre en relación con los instrumentos lingüísticos y conceptuales del tiempo en que se formuló.

DS: H. Denzinger - A. Schonmetzer, Enchiridion Symbolorum, definitionum et Declarationum de rebus fidei el morum, ed. 36, Barcinone, Friburgi Brisgoviae; Romae 1976: colección de los principales documentos del magisterio de la iglesia (trad. Española, en: Herder, Barcelona 1963).

Eclesiología: doctrina teológica que estudia el origen, la condición y el destino de la iglesia cristiana, cuya praxis e influencia refleja.

Economía: del griego “administración de la casa”. En teología se usa el término para indicar la disposición divina de salvación y su realización histórica.

Emancipación: franqueamiento, liberación del hombre mediante sus propias fuerzas de todo lo que le hace esclavo y lo aliena.

Encarnación: el hacerse “carne”, o sea hombre e historia humana, del Verbo.

Epistemología: doctrina del conocimiento, de su constitución y desarrollo.

Escatología: es la doctrina de las “cosas últimas” (en griego “eschata”), entendida tanto como fin del tiempo que como tiempo del fin, tiempo de la presencia plena y definitiva de Dios en la historia. En este sentido es escatológico el acontecimiento de Jesucristo, que inaugura el tiempo del fin y es anticipo y promesa del fin del tiempo en Dios.

Etiología: “doctrina de las causas”. Relato etiológico: narración encaminada a explicar el origen de un comportamiento o de una tradición en forma legendaria.

Exégesis: en teología es la interpretación de la Sagrada Escritura mediante el uso de todos los métodos críticos necesarios y la atención al mensaje global de la revelación acogida por la fe.

Extracanónico: no perteneciente al “canon” (regla) de los libros que la iglesia tiene como inspirados por Dios.

Finitud: condición de la existencia humana de ser limitada y “finita” respecto a las aperturas de la conciencia y de la libertad. Peso de esta condición.

Formgeschichte: del alemán; método de la “historia de las formas”, que intenta reconstruir la historia de los textos particulares que constituyen los evangelios desde su “situación vital” (Sitz im Leben) originaria hasta la redacción definitiva.

Gnosticismo: dentro del cristianismo, nombre dado a diversas formas heréticas que tienen en común la afirmación de un dualismo radical entre materia y espíritu y la interpretación de la redención como liberación del espíritu de la esclavitud de la materia mediante el conocimiento (“gnosis”) de la verdad, abierta al espíritu dispuesto por el Salvador, al que se mira ante todo como Maestro y Revelador.

Herejía: del griego “elección”. Acentuación arbitraria de un aspecto de la verdad de fe a costa de otros. Opinión heterodoxa respecto a la doctrina y al sentir de la Iglesia.

Hermenéutica: del griego “ciencia de la interpretación”. Su necesidad deriva de la continua modificación del horizonte y de la formulación de los conocimientos humanos, que exige un trabajo de explicación: de traducción a fin de permitir la comunicación de expresiones de situaciones históricamente diversas.

Hijo del hombre: en Dan 7,13 y en la apocalíptica, término usado para indicar una figura celeste que, en los textos inmediatamente precedentes al Nuevo Testamento, presenta caracteres marcadamente personales y divinos. El título, empleado por Jesús para designarse a sí mismo: desaparece luego del uso de la comunidad primitiva y se refiere cada vez más a destinatarios que no habrían podido comprender su sentido.

Hípóstasis: etimológicamente, en griego, “lo que está debajo” (latín, “substantia”), la palabra ha terminado por indicar el sujeto de operaciones, la persona (v.).

An-hipóstasis: ausencia de la persona (en Cristo: de la persona humana).

En-hipóstasis: condición de la naturaleza humana de Cristo, que está personalizada por el Verbo divino.

Historia: término de significado complejo. Sucesión de acontecimientos. Ciencia y narración de los acontecimientos del pasado. Toma de posición del sujeto, que consciente y libremente se sitúa en el presente respecto al “ya” dado para suscitar originalmente el “todavía no”.

Homoousios: término griego, traducido por “consustancial”, y que indica lo que es de igual sustancia o naturaleza, de igual dignidad en el ser. Se dice del Padre y del Hijo (concilio de Nicea, 325) y de Jesús con nosotros (concilio de Calcedonia, 451).

Ideología: sistema de ideas, concepción de la historia y proyecto de acción en ella. El riesgo de la ideología estriba en las pretensiones de carácter absoluto que tiende a avanzar.

Justificación: acto por el cual el Padre perdona al pecador que se abandona a él por la fe, y le otorga la gracia del Espíritu Santo obtenida para nosotros por Cristo ya través de Cristo.

Kairós: en el griego del Nuevo Testamento indica el tiempo “cualificado”, la ocasión de salvación ofrecida por Dios y acogida por el hombre.

Kénosis: en griego, “aniquilamiento, vaciamiento”. El término indica el despojamiento que aceptó el Verbo al hacerse hombre, convirtiéndose de Señor en esclavo, hasta la muerte ignominiosa de la cruz (Cfr. Flp 2, 6 ss).

Kerygma: en griego, “anuncio, proclamación del heraldo”. En teología indica el mensaje central de la fe cristiana, el anuncio del acontecimiento de la salvación realizada en Jesucristo.

Kyrios: en griego, “Señor”. Usado en el Antiguo Testamento griego como nombre divino, el término significa la condición divina de Cristo y su soberanía salvífica sobre todo lo creado.

Logos: en griego, “Palabra, Verbo”. Indica a Jesucristo en cuanto preexistente junto al Padre, de igual condición que él, presente en el origen y en el término. de lo creado, y que ha venido a este mundo para salvarlo (Cfr. Jn 1,1 ss),

Manualistica: teología de los “manuales”, es decir de los textos usados en las escuelas teológicas hasta un pasado no lejano. Con el tiempo se hizo cada vez más repetitiva y abstracta.

Memorial: término empleado para indicar la memoria en sentido bíblico, que no es simple recuerdo (movimiento de la mente desde el presente al pasado), sino verdadera reactualización, hacerse presente el acontecimiento salvífico pasado irrepetible por la virtud de Espíritu divino.

Mérito: valor de una obra, que da derecho a una recompensa.
De condigno: es el mérito en sentido estricto, proporcionado a las exigencias de la justicia divina (el de Cristo ).
De congruo: es el mérito que funda una simple conveniencia, porque no es proporcionado a las exigencias reales de justicia (el del pecador agraciado).

Mesías: en hebreo equivale a “ungido” y, por tanto, al griego “Cristo”. El término se relaciona con la espera "mesiánica" de Israel en sus varias formas.

Metafisica: originariamente indica las obras aristotélicas que siguen a las de la física (conocimiento de la naturaleza). Se usa como equivalente de “ontología” (v.), ciencia del ser en cuanto tal.

Metáfora: procedimiento por el cual se da a un término el significado de otro que tiene cierta analogía con el primero. Lenguaje metafórico: modo de hablar sirviéndose de metáforas, particularmente necesario cuando se intenta expresar el misterio divino.

Metanoia: en griego, “conversión, cambio de mentalidad”.

Misterio: en sentido bíblico-paulino es el designio divino de salvación que va realizándose en la historia en acontecimientos y palabras íntimamente conexos. Su plenitud es el misterio de Cristo. Misterios de la vida de Jesús: acontecimientos concretos de la historia del Nazareno cargados de significado revelador y salvífico.

Modalismo: herejía trinitaria para la cual Dios es único en sí, si bien actúa hacia afuera de tres “modos” diferentes. Llamada también “sabelianismo”, de Sabelio, su propugnador en el siglo III.

Monarquianismo: doctrina, refutada por la Iglesia, según la cual Dios Padre es el único principio divino. Cristo es Hijo adoptivo de Dios o modo de revelarse él (v. “modalismo”).

Monofisismo: doctrina del monje Eutiques, condenada en Calcedonia (45l), que, en oposición al nestorianismo (v.), afirmaba una “única naturaleza” (de ahí el nombre griego) del Verbo encarnado.

Naturaleza: principio que cualifica las operaciones, las relaciones y la historia de un sujeto. Responde a la pregunta ¿qué es? Por eso en Cristo, que es hombre y Dios, se habla de una naturaleza humana y de una naturaleza divina.

Nazareno:
“de Nazaret”. Término con el cual se designa a Jesús (Cfr., por ejemplo, Mc 1,24; 10,47; 16,6; Lc 4,34; 24,19).

Nestorianismo: doctrina de Nestorio, patriarca de Constantinopla, el cual reconocía en Cristo dos sujetos, humano el uno y divino el otro, ligados entre sí por una unión moral. Posición condenada por el concilio de Efeso (431) y Calcedonia (451).

Ontología: filosofía, “doctrina del ser” en cuanto tal. Lo que se refiere a la realidad en sí independientemente de sus determinaciones particulares.

Paráclito: en griego, “defensor, abogado, consolador”. Término usado para designar al Espíritu Santo.

Paradoja: lo que no es inmediatamente verosímil.

Parusía: término griego que indica la “presencia” final de Cristo entre los suyos y, por tanto, el retorno al fin de los tiempos.

Persona: sujeto de operaciones, de relaciones, de historia. Responde a la pregunta ¿quién es? En Cristo, el sujeto divino de la relación única y exclusiva con el Padre, que entró en la historia haciéndose hombre mediante la encarnación.

Pneuma: en griego, “espíritu, soplo, viento”.

Pneumatología, -co: doctrina del Espíritu Santo. Lo que tiene relación con el Espíritu dado por el Padre a Cristo y por él ya través de él a nosotros.

Praxis: en griego, “acción”. Indica la realidad de la acción histórica en la complejidad de las relaciones, condicionamientos y efectos que la caracterizan, en su orientación a la transformación de lo real.

Preexistencia: existencia de Cristo en cuanto Verbo e Hijo eterno del Padre antes de la encarnación. La doctrina de la preexistencia subraya la presencia plena de Dios en la historia del Nazareno.

Pretensión: reivindicación, exigencia. “Pretensión” de Jesús: autoridad inaudita de sus palabras y sus actos y exigencia, formulada por él improrrogablemente, de convertirse a su mensaje. La resurrección será la que justifique plenamente a la fe la pretensión del Nazareno. “Pretensión” cristiana: afirmación, de fe en Cristo, que entraña exigencias altísimas, cuyo fundamento no es perceptible fuera del horizonte de la fe.

Prolepsís: anticipación, en forma de signo y promesa, del futuro.

Prosopon: término griego de significado equivalente a “persona”.

Protología: doctrina de las “cosas primeras” (del griego). Teología de los orígenes de la creación y de la historia.

Redaktionsgeschichte: método de la historia de la redacción de tos evangelios, -que intenta reconstruir esta historia en relación con los redactores (los evangelistas), contemplados no como simples compiladores de materiales ya dados, sino como autores, dotados de creatividad propia.

Redención: obra salvífica, liberación de los hombres realizada y hecha posible para nosotros en Jesucristo.

Sacramento: término latino equivalente al griego “misterio” (v.). En teología designa un acontecimiento que es signo e instrumento de gracia, signo histórico de la fidelidad de Dios a sus promesas.

Salvación: liberación de lo que hace esclavos (muerte, pecado, opresión), con vistas a lo que hace libres (vida plena, gracia, realización de sí).

Seguimiento: en teología, el acto de seguir a Jesucristo, decidiéndose por él, y la condición de vida que de ahí se deriva.

Semántica: estudio del significado de las palabras y de los enunciados. Semántica del misterio: estudio del sentido y del contenido del lenguaje de que nos servimos para formular la fe revelada; la expresión designa también el conjunto de ese aparato lingüístico.

Sinópticos (evangelios): evangelios de Mt, Mc, Lc, que, por sus semejanzas, pueden escribirse en columnas paralelas y leerse de un solo “golpe de vista” (sinopsis). El problema de estas semejanzas (y de las desemejanzas) constituye la cuestión sinóptica.


Soteriología: doctrina teológica relativa a la salvación (en griego, “sotería”). En cristología, reflexión sobre la actividad salvífica de Cristo por nosotros, inseparable de la reflexión sobre él (contrariamente a la separación de los manuales entre el Cristo en si y el Cristo para nosotros).

Subordinacionismo: doctrina refutada por la iglesia, en virtud de la cual el Verbo está subordinado al Padre y no es de igual naturaleza que él.

Sustancia: “lo que está debajo”, lo que es una cosa, esencia.

Tematización: constituir como tema, explicitar, formular conceptualmente, precisar lo que está implícitamente presente en la conciencia.

Teofanía: “aparición de Díos”, hacerse visible la divinidad.

Tetragrama: las cuatro letras del nombre hebreo de Dios. Yahvé, escritas, pero nunca pronunciadas, en señal de veneración de la trascendencia inaferrable. En su lugar se leía la expresión “Adonai”.

Torá: Nombre hebreo de la ley divina contenida en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia: Torá escrita), comentada y explicada por los doctores de la ley (Torá oral ).

Trascendental: lo que está en el sujeto como estructura objetiva independiente de él en su constitución.

Trascendente: lo que está fuera del sujeto.

Unión hipostática: unión de las dos naturalezas en Cristo en el único sujeto (hipóstasis), que es el Verbo.

Verbo: Palabra del Padre, Logos (v.).

Yahvé: en hebreo, “el que es para (nosotros)”. Nombre divino revelado a Moisés y que designa al Dios de la promesa.