Adopcionismo: doctrina que ve en Jesús a un hombre “adoptado” por Dios como Hijo en virtud de sus cualidades morales. El adopcionismo español de tos siglos VIII y IX profesa que Jesús, como Verbo, es hijo natural de Dios y que, como hombre, es hijo suyo adoptivo.
Analogía: relación de semejanza en la diversidad entre dos o más términos.
Antropología: doctrina sobre el hombre.
Antropología teológica: es la concepción del hombre tal como se desprende de la revelación respecto a su origen, su condición y su destino.
Antropomorfismo: representación de Dios en forma humana.
Apocalíptica: género literario, que floreció en el judaísmo pre y poscristiano, constituido por “revelaciones” (apocalipsis), visiones relativas a los últimos tiempos y a los signos premonitores de ellos.
Apófasis, teología apofática: teología “negativa”, que evidencia la trascendencia y la inefabilidad de Dios procediendo por negaciones.
Apolinarismo: de Apolinar, obispo de Laodicea (s. IV). Doctrina según la cual el Verbo habría tomado el puesto del alma espiritual en Jesús. Con ello se disminuye la plena humanidad de Cristo.
Aporía: sendero interrumpido, calle sin salida, situación límite.
Aporía de lo humano: finitud constitutiva de la condición humana.
Arrianismo: de Arrio, sacerdote de Alejandría (s. IV). Concepción según la cual el Verbo ha sido creado por el Padre y le es inferior , si bien, como engendrado antes del tiempo, es superior a toda criatura. Esta doctrina, muy influenciada por el neoplatonismo, fue refutada por el concilio de Nicea (325) que afirmó la paridad de sustancia entre Padre e Hijo (“homoousía”).
Atematizado: no explicitado, no visto con claridad, no formulado conceptualmente.
Bruta facta: los hechos “brutos”, tal como son abstrayendo (hipotéticamente) de toda interpretación del sujeto.
Calcedonia: sede del IV concilio ecuménico (451), que formuló el dogma cristológico: Jesucristo, Verbo encarnado, es una persona (divina) en dos naturalezas (divina y humana), unidas sin confundirse o cambiar (contra el monofisismo), sin separación o división (contra el nestorianismo).
Carisma: don otorgado gratuitamente por el Espíritu a en orden a su crecimiento y para utilidad común.
Categoría: conjunto de objetos que tienen caracteres distintivos comunes; forma de organización del conocimiento según agrupaciones generales.
Círculo hermenéutico: circularidad existente entre sujeto y objeto, en virtud de la cual todo conocimiento de un objeto supone una comprensión preliminar del sujeto (precomprensión), que a su vez es modificado por las nuevas adquisiciones cognoscitivas. La precomprensión es fruto bajo muchos aspectos del contexto lingüístico-existencial en el que estamos ubicados.
Consustancial: de la misma sustancia; v. “homoousios”.
Cristo: en griego “ungido”. El título expresa la plenitud de Espíritu de Jesús y el cumplimiento de las esperanzas mesiánico salvíficas realizado en él. Cfr. también Mesías.
Cristología: doctrina teológica, que estudia la persona y la obra de Jesucristo, como conciencia critica de la fe de la iglesia en él. “Cristológico”: relativo a la cristología, a la reflexión sobre Cristo, a Cristo.
Critico: del griego “crisis”, que significa discernimiento y juicio; el adjetivo indica cualquier procedimiento de análisis y de valoración.
Dialéctica: arte del razonamiento (pensamiento tradicional); procedimiento que, a través de afirmaciones y negaciones, llega a afirmaciones nuevas y más altas (pensamiento moderno).
Docetismo: del griego “parecer, aparecer”. Doctrina rechazada por la fe de la iglesia, que atribuía a Cristo un cuerpo sólo aparente, a fin de no “contaminar” a la divinidad.
Dogma: proposición que define autoritativamente un aspecto de la fe de la iglesia como revelado por Dios, de manera definitiva en cuanto a la intención última, y al mensaje esencial, pero que ha de interpretarse siempre en relación con los instrumentos lingüísticos y conceptuales del tiempo en que se formuló.
DS: H. Denzinger - A. Schonmetzer, Enchiridion Symbolorum, definitionum et Declarationum de rebus fidei el morum, ed. 36, Barcinone, Friburgi Brisgoviae; Romae 1976: colección de los principales documentos del magisterio de la iglesia (trad. Española, en: Herder, Barcelona 1963).
Eclesiología: doctrina teológica que estudia el origen, la condición y el destino de la iglesia cristiana, cuya praxis e influencia refleja.
Economía: del griego “administración de la casa”. En teología se usa el término para indicar la disposición divina de salvación y su realización histórica.
Emancipación: franqueamiento, liberación del hombre mediante sus propias fuerzas de todo lo que le hace esclavo y lo aliena.
Encarnación: el hacerse “carne”, o sea hombre e historia humana, del Verbo.
Epistemología: doctrina del conocimiento, de su constitución y desarrollo.
Escatología: es la doctrina de las “cosas últimas” (en griego “eschata”), entendida tanto como fin del tiempo que como tiempo del fin, tiempo de la presencia plena y definitiva de Dios en la historia. En este sentido es escatológico el acontecimiento de Jesucristo, que inaugura el tiempo del fin y es anticipo y promesa del fin del tiempo en Dios.
Etiología: “doctrina de las causas”. Relato etiológico: narración encaminada a explicar el origen de un comportamiento o de una tradición en forma legendaria.
Exégesis: en teología es la interpretación de la Sagrada Escritura mediante el uso de todos los métodos críticos necesarios y la atención al mensaje global de la revelación acogida por la fe.
Extracanónico: no perteneciente al “canon” (regla) de los libros que la iglesia tiene como inspirados por Dios.
Finitud: condición de la existencia humana de ser limitada y “finita” respecto a las aperturas de la conciencia y de la libertad. Peso de esta condición.
Formgeschichte: del alemán; método de la “historia de las formas”, que intenta reconstruir la historia de los textos particulares que constituyen los evangelios desde su “situación vital” (Sitz im Leben) originaria hasta la redacción definitiva.
Gnosticismo: dentro del cristianismo, nombre dado a diversas formas heréticas que tienen en común la afirmación de un dualismo radical entre materia y espíritu y la interpretación de la redención como liberación del espíritu de la esclavitud de la materia mediante el conocimiento (“gnosis”) de la verdad, abierta al espíritu dispuesto por el Salvador, al que se mira ante todo como Maestro y Revelador.
Herejía: del griego “elección”. Acentuación arbitraria de un aspecto de la verdad de fe a costa de otros. Opinión heterodoxa respecto a la doctrina y al sentir de la Iglesia.
Hermenéutica: del griego “ciencia de la interpretación”. Su necesidad deriva de la continua modificación del horizonte y de la formulación de los conocimientos humanos, que exige un trabajo de explicación: de traducción a fin de permitir la comunicación de expresiones de situaciones históricamente diversas.
Hijo del hombre: en Dan 7,13 y en la apocalíptica, término usado para indicar una figura celeste que, en los textos inmediatamente precedentes al Nuevo Testamento, presenta caracteres marcadamente personales y divinos. El título, empleado por Jesús para designarse a sí mismo: desaparece luego del uso de la comunidad primitiva y se refiere cada vez más a destinatarios que no habrían podido comprender su sentido.
Hípóstasis: etimológicamente, en griego, “lo que está debajo” (latín, “substantia”), la palabra ha terminado por indicar el sujeto de operaciones, la persona (v.).
An-hipóstasis: ausencia de la persona (en Cristo: de la persona humana).
En-hipóstasis: condición de la naturaleza humana de Cristo, que está personalizada por el Verbo divino.
Historia: término de significado complejo. Sucesión de acontecimientos. Ciencia y narración de los acontecimientos del pasado. Toma de posición del sujeto, que consciente y libremente se sitúa en el presente respecto al “ya” dado para suscitar originalmente el “todavía no”.
Homoousios: término griego, traducido por “consustancial”, y que indica lo que es de igual sustancia o naturaleza, de igual dignidad en el ser. Se dice del Padre y del Hijo (concilio de Nicea, 325) y de Jesús con nosotros (concilio de Calcedonia, 451).
Ideología: sistema de ideas, concepción de la historia y proyecto de acción en ella. El riesgo de la ideología estriba en las pretensiones de carácter absoluto que tiende a avanzar.
Justificación: acto por el cual el Padre perdona al pecador que se abandona a él por la fe, y le otorga la gracia del Espíritu Santo obtenida para nosotros por Cristo ya través de Cristo.
Kairós: en el griego del Nuevo Testamento indica el tiempo “cualificado”, la ocasión de salvación ofrecida por Dios y acogida por el hombre.
Kénosis: en griego, “aniquilamiento, vaciamiento”. El término indica el despojamiento que aceptó el Verbo al hacerse hombre, convirtiéndose de Señor en esclavo, hasta la muerte ignominiosa de la cruz (Cfr. Flp 2, 6 ss).
Kerygma: en griego, “anuncio, proclamación del heraldo”. En teología indica el mensaje central de la fe cristiana, el anuncio del acontecimiento de la salvación realizada en Jesucristo.
Kyrios: en griego, “Señor”. Usado en el Antiguo Testamento griego como nombre divino, el término significa la condición divina de Cristo y su soberanía salvífica sobre todo lo creado.
Logos: en griego, “Palabra, Verbo”. Indica a Jesucristo en cuanto preexistente junto al Padre, de igual condición que él, presente en el origen y en el término. de lo creado, y que ha venido a este mundo para salvarlo (Cfr. Jn 1,1 ss),
Manualistica: teología de los “manuales”, es decir de los textos usados en las escuelas teológicas hasta un pasado no lejano. Con el tiempo se hizo cada vez más repetitiva y abstracta.
Memorial: término empleado para indicar la memoria en sentido bíblico, que no es simple recuerdo (movimiento de la mente desde el presente al pasado), sino verdadera reactualización, hacerse presente el acontecimiento salvífico pasado irrepetible por la virtud de Espíritu divino.
Mérito: valor de una obra, que da derecho a una recompensa.
De condigno: es el mérito en sentido estricto, proporcionado a las exigencias de la justicia divina (el de Cristo ).
De congruo: es el mérito que funda una simple conveniencia, porque no es proporcionado a las exigencias reales de justicia (el del pecador agraciado).
Mesías: en hebreo equivale a “ungido” y, por tanto, al griego “Cristo”. El término se relaciona con la espera "mesiánica" de Israel en sus varias formas.
Metafisica: originariamente indica las obras aristotélicas que siguen a las de la física (conocimiento de la naturaleza). Se usa como equivalente de “ontología” (v.), ciencia del ser en cuanto tal.
Metáfora: procedimiento por el cual se da a un término el significado de otro que tiene cierta analogía con el primero. Lenguaje metafórico: modo de hablar sirviéndose de metáforas, particularmente necesario cuando se intenta expresar el misterio divino.
Metanoia: en griego, “conversión, cambio de mentalidad”.
Misterio: en sentido bíblico-paulino es el designio divino de salvación que va realizándose en la historia en acontecimientos y palabras íntimamente conexos. Su plenitud es el misterio de Cristo. Misterios de la vida de Jesús: acontecimientos concretos de la historia del Nazareno cargados de significado revelador y salvífico.
Modalismo: herejía trinitaria para la cual Dios es único en sí, si bien actúa hacia afuera de tres “modos” diferentes. Llamada también “sabelianismo”, de Sabelio, su propugnador en el siglo III.
Monarquianismo: doctrina, refutada por la Iglesia, según la cual Dios Padre es el único principio divino. Cristo es Hijo adoptivo de Dios o modo de revelarse él (v. “modalismo”).
Monofisismo: doctrina del monje Eutiques, condenada en Calcedonia (45l), que, en oposición al nestorianismo (v.), afirmaba una “única naturaleza” (de ahí el nombre griego) del Verbo encarnado.
Naturaleza: principio que cualifica las operaciones, las relaciones y la historia de un sujeto. Responde a la pregunta ¿qué es? Por eso en Cristo, que es hombre y Dios, se habla de una naturaleza humana y de una naturaleza divina.
Nazareno: “de Nazaret”. Término con el cual se designa a Jesús (Cfr., por ejemplo, Mc 1,24; 10,47; 16,6; Lc 4,34; 24,19).
Nestorianismo: doctrina de Nestorio, patriarca de Constantinopla, el cual reconocía en Cristo dos sujetos, humano el uno y divino el otro, ligados entre sí por una unión moral. Posición condenada por el concilio de Efeso (431) y Calcedonia (451).
Ontología: filosofía, “doctrina del ser” en cuanto tal. Lo que se refiere a la realidad en sí independientemente de sus determinaciones particulares.
Paráclito: en griego, “defensor, abogado, consolador”. Término usado para designar al Espíritu Santo.
Paradoja: lo que no es inmediatamente verosímil.
Parusía: término griego que indica la “presencia” final de Cristo entre los suyos y, por tanto, el retorno al fin de los tiempos.
Persona: sujeto de operaciones, de relaciones, de historia. Responde a la pregunta ¿quién es? En Cristo, el sujeto divino de la relación única y exclusiva con el Padre, que entró en la historia haciéndose hombre mediante la encarnación.
Pneuma: en griego, “espíritu, soplo, viento”.
Pneumatología, -co: doctrina del Espíritu Santo. Lo que tiene relación con el Espíritu dado por el Padre a Cristo y por él ya través de él a nosotros.
Praxis: en griego, “acción”. Indica la realidad de la acción histórica en la complejidad de las relaciones, condicionamientos y efectos que la caracterizan, en su orientación a la transformación de lo real.
Preexistencia: existencia de Cristo en cuanto Verbo e Hijo eterno del Padre antes de la encarnación. La doctrina de la preexistencia subraya la presencia plena de Dios en la historia del Nazareno.
Pretensión: reivindicación, exigencia. “Pretensión” de Jesús: autoridad inaudita de sus palabras y sus actos y exigencia, formulada por él improrrogablemente, de convertirse a su mensaje. La resurrección será la que justifique plenamente a la fe la pretensión del Nazareno. “Pretensión” cristiana: afirmación, de fe en Cristo, que entraña exigencias altísimas, cuyo fundamento no es perceptible fuera del horizonte de la fe.
Prolepsís: anticipación, en forma de signo y promesa, del futuro.
Prosopon: término griego de significado equivalente a “persona”.
Protología: doctrina de las “cosas primeras” (del griego). Teología de los orígenes de la creación y de la historia.
Redaktionsgeschichte: método de la historia de la redacción de tos evangelios, -que intenta reconstruir esta historia en relación con los redactores (los evangelistas), contemplados no como simples compiladores de materiales ya dados, sino como autores, dotados de creatividad propia.
Redención: obra salvífica, liberación de los hombres realizada y hecha posible para nosotros en Jesucristo.
Sacramento: término latino equivalente al griego “misterio” (v.). En teología designa un acontecimiento que es signo e instrumento de gracia, signo histórico de la fidelidad de Dios a sus promesas.
Salvación: liberación de lo que hace esclavos (muerte, pecado, opresión), con vistas a lo que hace libres (vida plena, gracia, realización de sí).
Seguimiento: en teología, el acto de seguir a Jesucristo, decidiéndose por él, y la condición de vida que de ahí se deriva.
Semántica: estudio del significado de las palabras y de los enunciados. Semántica del misterio: estudio del sentido y del contenido del lenguaje de que nos servimos para formular la fe revelada; la expresión designa también el conjunto de ese aparato lingüístico.
Sinópticos (evangelios): evangelios de Mt, Mc, Lc, que, por sus semejanzas, pueden escribirse en columnas paralelas y leerse de un solo “golpe de vista” (sinopsis). El problema de estas semejanzas (y de las desemejanzas) constituye la cuestión sinóptica.
Soteriología: doctrina teológica relativa a la salvación (en griego, “sotería”). En cristología, reflexión sobre la actividad salvífica de Cristo por nosotros, inseparable de la reflexión sobre él (contrariamente a la separación de los manuales entre el Cristo en si y el Cristo para nosotros).
Subordinacionismo: doctrina refutada por la iglesia, en virtud de la cual el Verbo está subordinado al Padre y no es de igual naturaleza que él.
Sustancia: “lo que está debajo”, lo que es una cosa, esencia.
Tematización: constituir como tema, explicitar, formular conceptualmente, precisar lo que está implícitamente presente en la conciencia.
Teofanía: “aparición de Díos”, hacerse visible la divinidad.
Tetragrama: las cuatro letras del nombre hebreo de Dios. Yahvé, escritas, pero nunca pronunciadas, en señal de veneración de la trascendencia inaferrable. En su lugar se leía la expresión “Adonai”.
Torá: Nombre hebreo de la ley divina contenida en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia: Torá escrita), comentada y explicada por los doctores de la ley (Torá oral ).
Trascendental: lo que está en el sujeto como estructura objetiva independiente de él en su constitución.
Trascendente: lo que está fuera del sujeto.
Unión hipostática: unión de las dos naturalezas en Cristo en el único sujeto (hipóstasis), que es el Verbo.
Verbo: Palabra del Padre, Logos (v.).
Yahvé: en hebreo, “el que es para (nosotros)”. Nombre divino revelado a Moisés y que designa al Dios de la promesa.
viernes, septiembre 29, 2006
El Mesianismo según el Antiguo Testamento
Ante la santidad, autoridad y poder de Jesús, sus contemporáneos, discípulos, apóstoles se preguntaban: «¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?» (Mc. 4,41) y también ellos «quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas» (Cf. Mc. 1,22.24.27). El mismo Jesús hace reflexionar a sus más cercanos sobre su persona: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» (Mt. 16,15-16).
Tanto Mesías en el hebreo y arameo, como Cristo en el griego, significan “Ungido”. Esta designación vino a ser en la época apostólica el nombre propio de Jesús.
1) Mesianismo Real, Profético y Sacerdotal: Textos Bíblicos Relevantes.
a) Mesianismo real:
El rey, en virtud de unción de aceite, que simboliza su penetración por el Espíritu de Dios (1 Sm. 9,16; 10,1), es consagrado para una misión que se convierte en el guardián de Israel. El rey es el Ungido de Yahvé (2 Sm. 19,22-24), un personaje al que todos dan un respeto religioso (1 Sm. 24,7.11). Es durante el tiempo de la monarquía cuando cuaja más fuertemente esta idea de un Mesías – rey. Cuando David fue rey surge la idea de que el rey es el hijo de Dios (2 Sm. 7,14), y por tanto, Mesías. Esta fórmula de adopción, al igual que en el salmo 2, 7 (Tu eres mi hijo, yo te he engendrado hoy) nos dice que cada rey de la dinastía davídica será una imagen imperfecta del rey ideal del futuro que la apocalíptica judía fue fabricando. Los profetas alimentaron esta idea durante el exilio y después de éste.
b) Mesianismo profético:
La unción de Eliseo por manos de Elías (1 Re. 19,16) no es común en el A. T. Talvez aquí se refiere al hecho de que Elías le legará una parte de su Espíritu a Eliseo (2 Re. 2,9). Esta unción del Espíritu recibida por el profeta lo explica Isaías en 61,1: tal unción lo consagra para anunciar la buena nueva a los pobres. Esta vocación profética aparece luego de que la monarquía entrara en crisis; ahora son los profetas los que rigen al pueblo como responsables ante Yahvé. Moisés es presentado como el profeta por excelencia (Dt. 18, 15.18). Aparece durante esta época la imagen del siervo sufriente (Is. 53)
c) Mesianismo sacerdotal:
Ningún texto antes del exilio habla de unción de sacerdotes; pero es precisamente luego del exilio cuando el sacerdote ve aumentada su fama debido al desprestigio de las otras instituciones: no hay rey y el sumo sacerdote es ahora el jefe de la comunidad. Entonces es cuando para consagrarlos a su función los ungen. Los textos tardíos hacen remontar la unción hasta Aarón (Ex. 29, 7); luego la extienden al resto de los sacerdotes (Ex. 28,41). A partir de esta época (exilio) el sumo sacerdote es el sacerdote ungido (Lev. 4,3.5.16), por tanto un “Mesías” actual como lo era el rey en otra época. Algunos textos proféticos asocian estrechamente realeza y sacerdocio en la escatología (Jr. 33,14 – 18; Ez. 45,1 – 8; Zac. 4,1 – 14)[1].
2) Manifestación de Jesucristo como el «Mesías» esperado a la luz de las Profecías de Carácter Mesiánico.
El evangelio de san Mateo, nos presenta varias profecías que se ven cumplidas en la persona de Jesús de Nazareth.
Concepción Virginal de María:
Isaías 7,14: «He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Mt. 1,22-23).
Inicio de su Vida Pública:
Isaías 8,23-9,2 «va a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido» (Cf. Mt 4,13-16).
Predicación del Reino de los Cielos, signos de las curaciones (leproso, suegra de Pedro, endemoniados):
Isaías 53,4: «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mt. 8,17).
Jesús, el «Siervo de Yahvé»:
Isaías 42,1-4: «He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza» (Mt 12,18-21).
Mensaje de Jesús, Parábolas
Salmo 78,2: «Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo» (Mt 13,35).
Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Zacarías 9,9: «Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo».
[1] Mesías en Vocabulario de teología bíblica, X. León Dufourt, pp.529-533, Herder 2001.
TESTIMONIOS HISTÓRICOS SOBRE JESÚS
Cristología
«Jesucristo es una figura de importancia universal, puesto que su aparición puso en marcha una eficiencia que ha cambiado profundamente el mundo no sólo desde el punto de vista religioso, sino también espiritual y social. Esta influencia llega hasta hoy a través no sólo de los cristianos y su comunidad, sino también fuera del cristianismo oficial»[1].
1) Testimonios de la literatura romana, Judía y Cristiana [2].
a) Literatura Romana y Judía
Romana [3]
Plinio el Joven (61-120 d.C.):
Perteneciente a la nobleza romana, fue abogado y ejerció cargos de Estado. Entre sus tareas judiciales como legado imperial de Trajano –en la provincia de Bitinia y el Ponto– estaban las denuncias contra los cristianos, que ya a esa fecha se había difundido rápidamente.
Habla de Cristo en dos ocasiones y siempre en relación con el culto: «solían reunirse un día fijo antes del amanecer, alternándose en las loas a Cristo como si fuera dios...».
Tácito (55–120 d.C.):
Miembro de la aristocracia senatorial, con fama de historiador. Habla de los cristianos con ocasión del incendio de Roma del año 64 d.C. del que Nerón hizo responsable a los cristianos para alejar de sí toda sospecha.
Habla breve y concretamente de Cristo (“su fundador”): «este nombre viene de Cristo, que fue ejecutado bajo tiberio por el gobernador Poncio Pilato...Esta superstición fue reprimida...pero más atrde se extendió no sólo en Judea, sino también en Roma...».
Suetonio (70–130 d.C.):
Bajo su patrocinador Plinio el Joven desarrolló biografías de los emperadores (desde César hasta Domiciano). Su referencia a Cristo es la expulsión de los judíos de Roma (año 49) por orden de Claudio (41–54), suceso mencionado también por Hch 18,2. Esta redacción la realiza cerca del año 121.
A Cristo lo llama «Cresto»: «a los judíos que, instigados por Cresto, causaban constantes desórdenes, los expulsó de Roma».
Judía [4]
Flavio Josefo (37-100 d.C.):
Hijo de familia acomodada, fue comandante militar, componiendo más tarde escritos históricos y apologéticos. Menciona a Jesús dos veces en Antiquitates Iudaicae («historia universal del Pueblo Judío», año 93).
La primera vez, Josefo presenta a Santiago como «hermano de Jesús, llamado Cristo» [5]. La segunda referencia ha sido más discutida –desde el s. XVI– por ser de dudosa originalidad de Josefo (interpolación) o, al menos, una reelabración cristiana: «Por este tiempo vivió Jesús..., autor de obras increíbles y el maestro de todos los hombres que acogen la verdad con placer...murió crucificado por condena de Pilato y al tercer día se le apareció a sus seguidores... Su comunidad existe hasta hoy...»
Fuentes Rabínicas:
Las apreciaciones acerca del valor de las fuentes rabínicas sobre Jesús son dispares. Según algunos autores, el nombre de Jesús se va insertando secundariamente en contextos preexistentes, durante el proceso secular de formación del Talmud[6], y en respuesta a provocaciones cristianas.
De Jesús se menciona: «Jesús fue colgado en víspera de pesah...».
b) Literatura Cristiana
Dentro de la Literatura cristiana, encontramos un grupo extraconónico, entre los cuales encontramos los escritos:
Apócrifos Neotestamentarios[7]:
Son los escritos del cristianismo primitivo que no fueron admitidos en el canon. No pertenecen a los padres apostólicos y tienen que ver –en contenido o género literario– con el Nuevo Testamento.
Padres Apostólicos:
Escritos cristianos antiguos, supuestamente redactados en época apostólica. Presentan presunta ortodoxia y fiabilidad (distinta de los apócrifos); p.e. Carta de Bernabé, la Didajé, el Pastor de Hermas.
Ágrafos[8]:
Dichos de Jesús no escritos en los evangelios canónicos. Se refiere a dichos transmitidos oralmente y recogidos en padres de la Iglesia, en escritos apócrifos o en el nuevo testamento al margen de los evangelios.
Fuentes Sinópticas:
Comprenden los tres primeros evangelios, con las fuentes subyacentes a ellos. Los sinópticos proyectan una imagen de Jesús similar («sinópticos»), distinta a la de Juan, dependiendo en lo literario entre sí.
Fuentes Afines a la Gnosis:
Están aquí fuentes extensas que o bien son afines a la gnosis o plenamente gnósticas. En el canon encontramos el evangelio de Juan. Fuera del canon hay que señalar el evagelio de Tomás (un contrapunto gnóstico a la fuente de los logia [9].
2) Valor Histórico de los Evangelios y Criterios de Historicidad
a) Valor Histórico de los Evangelios
Los Evangelios en sí son un testimonio de fe, reallizado con una finalidad de suscitar y transmitir la fe en Jesucristo, el Mesías (Jn 20,30). Ellos no son una biografía ni una historia crítica de Jesús. Sin embargo, se puede concluir que los Evangelios contienen una historia verdadera, no una novela o fantasía: los Evangelios son una obra de fe de los primeros discípulos de Jesús, pero enraizada en la historia real. Esta historicidad la podemos reconocer en hechos puntuales de la vida de Jesús: p.e. los relatos de la Pasión de Jesús (Mt 27,32 y par.), algunos Milagros y algunos Dichos de Jesús.
Dei Verbum
18: «... los Evangelios, son testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador...; ...los cuatro Evangelios son de origen apostólico. ...ellos mismos con otros de su generación lo escribieron por inspiración de Espíritu Santo y nos lo entregaron como fundamento de la fe».
19: «... los cuatro Evangelios, cuya historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, hizo y enseñó realmente para la eterna salvación de los hombres hasta el día de la Ascensión».
b) Criterios de Historicidad
La teología católica para discernir la Historicidad de los relatos ha elaborado unos criterios, y así constatar si el hecho relatoado corresponde a la vida de Jesús.
1) Criterio de Múltiples fuentes:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que se encuentra en todas o varias de las fuentes de los Evangelios: p.e. Hijo del Hombre[10].
2) Criterio de Discontinuidad:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que es irreductible a concepciones del judaísmo o de la comunidad cristiana post-pascual: p.e. Abbá[11].
3) Criterio de Conformidad:
Se considera como auténtico si el dato evangélico es coherente con el encuadramiento palestinense de la época del ministerio público de Jesús (idioma, territorio, etc.) y con las características de su predicación que se retienen ya como probadas (p.e. Anuncio de la llegada del Reino).
4) Criterio de Explicación Necesaria:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que se ofrece como explicación que orienta e ilumina diversos hechos presentes en los evangelios: p.e. Abbá[12].
5) Criterio Secundario o derivado –Estilo peculiar de Jesús–:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que permite el reconocimiento del estilo propio de Jesús, p.e. hasta entonces desconocido: autoridad (“yo os digo”), compasión (“dónde están los que te condenan”), etc.
[1] Cfr. Walter Kasper, Jesús, el Cristo. Sígueme, Salamanca, 2002. p. 55.
[2] Lo que sigue está tomado de G. Theissen, Annette Merz, El Jesús Histórico, Sígueme; Salamanca 1999; p. 37-53.84-104. Para nuestro objetivo hemos dividido esta sección en dos partes: a) Literatura romano–judía como un testimonio externo, autónomo; y b) Literatura cristiana, como testimonio más cercano u oficial.
[3] Hacemos referencia al período del 110 al 120 d.C.; los autores (Plinio el Joven, Tácito y Suetonio) utilizan un título mesiánico como nombre propio «Cristo» o «Cresto», no figurando en ellos el nombre de Jesús. Las referencias aparecen siempre a raíz de una intervención pública contra los cristianos, por lo que no entregan informaciones directas sobre Jesús. Todos coinciden en señalar que el cristianismo se trata de una “superstición abominable y quizá peligrosa para el Estado”.
[4] Señalamos lo siguiente como Literatura «externa» al cristianismo, como un testimonio autónomo y contemporáeno.
[5] «El Apunte no indica interés por Jesús mismo, que sólo e smencionado para identificar a su hermano, un procedimiento frecuente en Josefo... El título de “Cristo” aparece simplemente para poder distinguir a Jesús de las numerosas personas de igual nombre...», El Jesús Histórico, p. 85. Nótese que Josefo nombra cerca de trece personas que llevan el nombre de Jesús.
[6] Talmud es una obra compuesta de varios tratados relativos a diversos aspectos de la vida, desde la perspectiva de la reigiosidad judía. En particular se trata de de normas que interpretan la ley mosaica, pero también anécdotas, aforismos, acnotacione, convirtiéndolo en un especie de Summa del judaísmo.
[7] Apócrifo: (áảpócrufos: oculto) se eutiliza el término en sentido neutral como «ajeno al canon», o peyorativo (herético, deformado) o esotérico (secreto)
[8] Ágrafo: en singular «no escrito» (αγραφος).
[9] Logia: Es un documento cuya existencia se ha inducido por análisis. Mt y Lc ofrecen, junto al material Mcc, numerosos textos comunes, sobre todo sentencias, que ambos recogen con independencia entre sí; probablemente estaba escrito en griego. Sigla Q del alemán Quelle, fuente.
[10] Encontramos por ejemplo Hijo del Hombre: 14 veces en la triple tradición, 10 en la fuente Q, 15 en san Juan.
[11] Considérese por lo inaudito del término para el mundo semita.
[12] Este término es enriquecedor en sí, pero además orienta e ilumina otros hechos presentes en los Evangelios.
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