viernes, septiembre 29, 2006

TESTIMONIOS HISTÓRICOS SOBRE JESÚS


Cristología


«Jesucristo es una figura de importancia universal, puesto que su aparición puso en marcha una eficiencia que ha cambiado profundamente el mundo no sólo desde el punto de vista religioso, sino también espiritual y social. Esta influencia llega hasta hoy a través no sólo de los cristianos y su comunidad, sino también fuera del cristianismo oficial»[1].

1) Testimonios de la literatura romana, Judía y Cristiana [2].

a) Literatura Romana y Judía


Romana [3]

Plinio el Joven (61-120 d.C.):
Perteneciente a la nobleza romana, fue abogado y ejerció cargos de Estado. Entre sus tareas judiciales como legado imperial de Trajano –en la provincia de Bitinia y el Ponto– estaban las denuncias contra los cristianos, que ya a esa fecha se había difundido rápidamente.
Habla de Cristo en dos ocasiones y siempre en relación con el culto: «solían reunirse un día fijo antes del amanecer, alternándose en las loas a Cristo como si fuera dios...».

Tácito (55–120 d.C.):
Miembro de la aristocracia senatorial, con fama de historiador. Habla de los cristianos con ocasión del incendio de Roma del año 64 d.C. del que Nerón hizo responsable a los cristianos para alejar de sí toda sospecha.
Habla breve y concretamente de Cristo (“su fundador”): «este nombre viene de Cristo, que fue ejecutado bajo tiberio por el gobernador Poncio Pilato...Esta superstición fue reprimida...pero más atrde se extendió no sólo en Judea, sino también en Roma...».

Suetonio (70–130 d.C.):

Bajo su patrocinador Plinio el Joven desarrolló biografías de los emperadores (desde César hasta Domiciano). Su referencia a Cristo es la expulsión de los judíos de Roma (año 49) por orden de Claudio (41–54), suceso mencionado también por Hch 18,2. Esta redacción la realiza cerca del año 121.
A Cristo lo llama «Cresto»: «a los judíos que, instigados por Cresto, causaban constantes desórdenes, los expulsó de Roma».

Judía [4]

Flavio Josefo (37-100 d.C.):
Hijo de familia acomodada, fue comandante militar, componiendo más tarde escritos históricos y apologéticos. Menciona a Jesús dos veces en Antiquitates Iudaicae («historia universal del Pueblo Judío», año 93).
La primera vez, Josefo presenta a Santiago como «hermano de Jesús, llamado Cristo» [5]. La segunda referencia ha sido más discutida –desde el s. XVI– por ser de dudosa originalidad de Josefo (interpolación) o, al menos, una reelabración cristiana: «Por este tiempo vivió Jesús..., autor de obras increíbles y el maestro de todos los hombres que acogen la verdad con placer...murió crucificado por condena de Pilato y al tercer día se le apareció a sus seguidores... Su comunidad existe hasta hoy...»

Fuentes Rabínicas:

Las apreciaciones acerca del valor de las fuentes rabínicas sobre Jesús son dispares. Según algunos autores, el nombre de Jesús se va insertando secundariamente en contextos preexistentes, durante el proceso secular de formación del Talmud[6], y en respuesta a provocaciones cristianas.
De Jesús se menciona: «Jesús fue colgado en víspera de pesah...».

b) Literatura Cristiana

Dentro de la Literatura cristiana, encontramos un grupo extraconónico, entre los cuales encontramos los escritos:


Apócrifos Neotestamentarios[7]:

Son los escritos del cristianismo primitivo que no fueron admitidos en el canon. No pertenecen a los padres apostólicos y tienen que ver –en contenido o género literario– con el Nuevo Testamento.

Padres Apostólicos:

Escritos cristianos antiguos, supuestamente redactados en época apostólica. Presentan presunta ortodoxia y fiabilidad (distinta de los apócrifos); p.e. Carta de Bernabé, la Didajé, el Pastor de Hermas.

Ágrafos[8]:

Dichos de Jesús no escritos en los evangelios canónicos. Se refiere a dichos transmitidos oralmente y recogidos en padres de la Iglesia, en escritos apócrifos o en el nuevo testamento al margen de los evangelios.

Fuentes Sinópticas:

Comprenden los tres primeros evangelios, con las fuentes subyacentes a ellos. Los sinópticos proyectan una imagen de Jesús similar («sinópticos»), distinta a la de Juan, dependiendo en lo literario entre sí.

Fuentes Afines a la Gnosis:

Están aquí fuentes extensas que o bien son afines a la gnosis o plenamente gnósticas. En el canon encontramos el evangelio de Juan. Fuera del canon hay que señalar el evagelio de Tomás (un contrapunto gnóstico a la fuente de los logia [9].


2) Valor Histórico de los Evangelios y Criterios de Historicidad


a) Valor Histórico de los Evangelios

Los Evangelios en sí son un testimonio de fe, reallizado con una finalidad de suscitar y transmitir la fe en Jesucristo, el Mesías (Jn 20,30). Ellos no son una biografía ni una historia crítica de Jesús. Sin embargo, se puede concluir que los Evangelios contienen una historia verdadera, no una novela o fantasía: los Evangelios son una obra de fe de los primeros discípulos de Jesús, pero enraizada en la historia real. Esta historicidad la podemos reconocer en hechos puntuales de la vida de Jesús: p.e. los relatos de la Pasión de Jesús (Mt 27,32 y par.), algunos Milagros y algunos Dichos de Jesús.

Dei Verbum

18: «... los Evangelios, son testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador...; ...los cuatro Evangelios son de origen apostólico. ...ellos mismos con otros de su generación lo escribieron por inspiración de Espíritu Santo y nos lo entregaron como fundamento de la fe».
19: «... los cuatro Evangelios, cuya historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, hizo y enseñó realmente para la eterna salvación de los hombres hasta el día de la Ascensión».

b) Criterios de Historicidad


La teología católica para discernir la Historicidad de los relatos ha elaborado unos criterios, y así constatar si el hecho relatoado corresponde a la vida de Jesús.

1) Criterio de Múltiples fuentes:


Se considera como auténtico aquel dato evangélico que se encuentra en todas o varias de las fuentes de los Evangelios: p.e. Hijo del Hombre[10].

2) Criterio de Discontinuidad:


Se considera como auténtico aquel dato evangélico que es irreductible a concepciones del judaísmo o de la comunidad cristiana post-pascual: p.e. Abbá[11].

3) Criterio de Conformidad:
Se considera como auténtico si el dato evangélico es coherente con el encuadramiento palestinense de la época del ministerio público de Jesús (idioma, territorio, etc.) y con las características de su predicación que se retienen ya como probadas (p.e. Anuncio de la llegada del Reino).

4) Criterio de Explicación Necesaria:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que se ofrece como explicación que orienta e ilumina diversos hechos presentes en los evangelios: p.e. Abbá[12].

5) Criterio Secundario o derivado –Estilo peculiar de Jesús–:
Se considera como auténtico aquel dato evangélico que permite el reconocimiento del estilo propio de Jesús, p.e. hasta entonces desconocido: autoridad (“yo os digo”), compasión (“dónde están los que te condenan”), etc.
[1] Cfr. Walter Kasper, Jesús, el Cristo. Sígueme, Salamanca, 2002. p. 55.
[2] Lo que sigue está tomado de G. Theissen, Annette Merz, El Jesús Histórico, Sígueme; Salamanca 1999; p. 37-53.84-104. Para nuestro objetivo hemos dividido esta sección en dos partes: a) Literatura romano–judía como un testimonio externo, autónomo; y b) Literatura cristiana, como testimonio más cercano u oficial.
[3] Hacemos referencia al período del 110 al 120 d.C.; los autores (Plinio el Joven, Tácito y Suetonio) utilizan un título mesiánico como nombre propio «Cristo» o «Cresto», no figurando en ellos el nombre de Jesús. Las referencias aparecen siempre a raíz de una intervención pública contra los cristianos, por lo que no entregan informaciones directas sobre Jesús. Todos coinciden en señalar que el cristianismo se trata de una “superstición abominable y quizá peligrosa para el Estado”.
[4] Señalamos lo siguiente como Literatura «externa» al cristianismo, como un testimonio autónomo y contemporáeno.
[5] «El Apunte no indica interés por Jesús mismo, que sólo e smencionado para identificar a su hermano, un procedimiento frecuente en Josefo... El título de “Cristo” aparece simplemente para poder distinguir a Jesús de las numerosas personas de igual nombre...», El Jesús Histórico, p. 85. Nótese que Josefo nombra cerca de trece personas que llevan el nombre de Jesús.
[6] Talmud es una obra compuesta de varios tratados relativos a diversos aspectos de la vida, desde la perspectiva de la reigiosidad judía. En particular se trata de de normas que interpretan la ley mosaica, pero también anécdotas, aforismos, acnotacione, convirtiéndolo en un especie de Summa del judaísmo.
[7] Apócrifo: (áảpócrufos: oculto) se eutiliza el término en sentido neutral como «ajeno al canon», o peyorativo (herético, deformado) o esotérico (secreto)
[8] Ágrafo: en singular «no escrito» (αγραφος).
[9] Logia: Es un documento cuya existencia se ha inducido por análisis. Mt y Lc ofrecen, junto al material Mcc, numerosos textos comunes, sobre todo sentencias, que ambos recogen con independencia entre sí; probablemente estaba escrito en griego. Sigla Q del alemán Quelle, fuente.
[10] Encontramos por ejemplo Hijo del Hombre: 14 veces en la triple tradición, 10 en la fuente Q, 15 en san Juan.
[11] Considérese por lo inaudito del término para el mundo semita.
[12] Este término es enriquecedor en sí, pero además orienta e ilumina otros hechos presentes en los Evangelios.

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